En Nuevo Laredo, la capital mexicana del transporte por carretera, se ha formado una industria casera de clases de ese idioma para los conductores
Por Staff/The New York Times
La Prensa
MÉXICO.- Para las empresas mexicanas, la norma nunca supuso un gran problema, pues las autoridades estadounidenses la ignoraban en gran medida, especialmente a lo largo de una frontera en la que las culturas siempre se habían mezclado.
Pero para el gobierno de Donald Trump, se trata de un punto crítico de seguridad vial que ha permanecido demasiado tiempo sin abordarse.
¿El asunto? El inglés.
El presidente Trump ha ejercido una inmensa presión sobre México, no solo mediante amenazas de aranceles y de intervención militar, sino también a través de la industria del transporte por carretera, que mantiene el flujo comercial de miles de millones de dólares entre Estados Unidos y su mayor socio comercial.
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En abril, no mucho después de designar el inglés como lengua oficial de Estados Unidos, Trump restableció una sanción —retirar a un conductor de la carretera— por violar una antigua ley estadounidense que exige que los conductores de vehículos comerciales conozcan el idioma lo suficientemente bien como para leer las señales de tráfico y comunicarse con los funcionarios estadounidenses. La orden desencadenó una frenética carrera en México, donde las empresas intentan enseñar rápidamente a los conductores el inglés suficiente para mantener vivos sus negocios.
Este año, según datos del Departamento de Transporte, los funcionarios informaron de más de 5000 infracciones cometidas por camioneros de México que no hablaban suficiente inglés, frente a unas 240 en 2024.
“Tenemos que estudiar”, dijo un camionero, Luis Alberto Alvarado Machado, de 36 años. “Si no podemos manejar, se acaba todo”. Y si un conductor es declarado fuera de servicio más allá de las zonas comerciales a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, ya no podrá conducir hasta que cumpla el mandato.
Luis Alberto Alvarado Machado es uno de los 15 conductores que asistieron recientemente a una clase de inglés. Empezó a conducir camiones a los 18 años y lleva 14 haciendo entregas en Estados Unidos.
Luis Alberto Alvarado Machado es uno de los 15 conductores que asistieron recientemente a una clase de inglés. Empezó a conducir camiones a los 18 años y lleva 14 haciendo entregas en Estados Unidos.
La semana pasada, el gobierno de Trump aumentó aún más la presión: el secretario de Estado, Marco Rubio, suspendió todos los nuevos visados de trabajo para conductores de camiones comerciales. “El creciente número de conductores extranjeros que conducen grandes camiones con remolque en las carreteras estadounidenses está poniendo en peligro las vidas estadounidenses y socavando los medios de subsistencia de los camioneros estadounidenses”, dijo.
La medida se adoptó días después de que el Departamento de Transporte anunciara una investigación sobre un accidente mortal en Florida en el que estaba implicado un camionero de India de quien las autoridades dijeron que estaba en el país ilegalmente y no hablaba suficiente inglés.
Las autoridades mexicanas dijeron el viernes que no les preocupaba la pausa en la concesión de visados de Rubio, y afirmaron que los camioneros mexicanos utilizaban un visado previsto en el acuerdo comercial de ambos países.
No obstante, las empresas mexicanas se han apresurado a adaptarse. “Esta regla nos pone en una circunstancia de emergencia”, dijo Israel Delgado Vallejo, quien es propietario de una empresa de camiones con sede en Tijuana. Aunque añadió: “Estamos a favor de la seguridad vial y creemos que es necesario”.
La escala del transporte por carretera entre ambos países es enorme. El año pasado, según cifras del gobierno estadounidense, 5,9 millones de camiones cruzaron de México a Estados Unidos, más de 16.000 camiones al día.
La mitad de ellos entraron solo por Laredo, Texas, lo que significa que ningún lugar ha sentido más el efecto de la orden de Trump que Nuevo Laredo, la capital mexicana del transporte por carretera.
Se ha formado una industria casera de clases de inglés. Una de las sesiones comenzó a las 8:00 a. m. del sábado pasado, en la que 17 camioneros de varias empresas tomaron asiento para un curso intensivo de seis semanas. Durante cinco horas, los camioneros practicaron la pronunciación, repasaron el vocabulario de los camiones y ensayaron intercambios con inspectores de carretera estadounidenses sobre destinos y carga.
En uno de los escenarios, los conductores se sentaban en un camión mientras un profesor, interpretando a un funcionario estadounidense, se acercaba, ordenaba abrir la puerta y exigía ver la licencia de conducir y otros documentos. Pero un conductor, José Gómez, titubeó y volvió al español cuando le preguntaron dónde guardaba las señales de advertencia en el camión.
“Estaba nervioso”, dijo Gómez, de 43 años. “Imagínate tener a un oficial en frente”.
Para los camioneros que hablaban poco o nada de inglés, o los que habían recibido advertencias recientes de funcionarios estadounidenses, las clases eran fundamentales. Antes, muchos habían confiado en las señales manuales, las aplicaciones de traducción o los conocimientos de español del funcionario para desenvolverse. “Ahorita con la tecnología como el GPS, ellos van y vienen sin ningún problema”, dijo Héctor Hinojosa, quien es propietario de H&H Transport en Nuevo Laredo.
Josaphat Guerrero Gutiérrez, profesor de inglés, hace el papel de un oficial estadounidense durante una inspección de tráfico con Abdón Alvarado Lerma durante una clase especializada de inglés para camioneros mexicanos.
Josaphat Guerrero Gutiérrez, profesor de inglés, hace el papel de un oficial estadounidense durante una inspección de tráfico con Abdón Alvarado Lerma durante una clase especializada de inglés para camioneros mexicanos.
Ahora, los camioneros temen que cada interacción, ya sea una parada de tráfico o un control en una estación de pesaje, sea un examen de inglés en potencia. Dijeron que los policías estatales también pueden poner a prueba su inglés, y que los agentes de algunos estados, como Texas y Nuevo México, son más rigurosos que otros.
Una división del Departamento de Transportes recomienda que los funcionarios estadounidenses evalúen si un conductor puede responder en inglés a preguntas sobre el origen o el destino de su viaje, cuánto tiempo lleva conduciendo, qué transporta y si el camión es seguro.
El funcionario también puede interrogar al conductor sobre las señales de tráfico, dijo la división, y añadía: “La explicación del conductor puede ser en cualquier idioma, siempre que el encargado sea capaz de entender la explicación del conductor”.
Cuando Jair Martínez, camionero mexicano que transporta mercancías de Nuevo Laredo a Laredo, cruzó a Texas hace dos meses, dijo, recibió una advertencia.
“Me trabé”, dijo, calificando de muy bajo su dominio del inglés. “No entendí mucho. Por nervios y la presión que empiezas a escuchar que compañeros que son B-1 los han bajado o los han regresado”, añadió, refiriéndose a los conductores con el mismo tipo de visado temporal de negocios.
Después de eso, Martínez, de 49 años, se apuntó al curso de inglés. Mientras que otras empresas pagaban las clases de sus conductores, Martínez dijo que él mismo había pagado los 80 dólares.
“Es preocupante”, dijo. “Nosotros somos invitados, tenemos ese privilegio por parte de Estados Unidos que nos dan la visa y podemos ejercer un trabajo. Son sus reglas y hay que acatarlas, y hay que tratar de esforzarnos para comunicar”.
Incluso algunos que hablaban más inglés dijeron que las clases eran necesarias. Estos camioneros se adentraban a menudo en Estados Unidos, en estados con una aplicación de la ley más estricta o con pronunciaciones diferentes.
“En Misisipi, hablan un poco más rápido y tienen acento, y me costaba más”, dijo Jorge Flores, de 43 años, quien conduce sobre todo piezas de automóvil desde Nuevo Laredo hasta lugares tan lejanos como Oregón o Míchigan.
Guerrero Gutiérrez enseñaba a una clase de camioneros algunas preguntas comunes en inglés que pueden encontrar en sus viajes a Estados Unidos.
Guerrero Gutiérrez enseñaba a una clase de camioneros algunas preguntas comunes en inglés que pueden encontrar en sus viajes a Estados Unidos.
Algunas empresas camioneras mexicanas, como TNL Express de Nuevo Laredo, tenían tantos camioneros con necesidad del curso de inglés que contrataron a un profesor público local para que los ayudara. Álvaro Machado fue uno de los 15 conductores que asistieron a una reciente sesión sabatina en la sede de la empresa.
Cuando empezó a conducir camiones a los 18 años, dijo, no hablaba “prácticamente nada” de inglés y le costaba pedir comida más allá del “Combo n.o 1″. Pero tras 14 años haciendo entregas en Estados Unidos, aprendió palabras clave en inglés, las amplió con señales manuales y llegó a comprender que las señales de tráfico son en gran medida universales.
Nunca había tenido un accidente o un problema al conducir en Estados Unidos, dijo, pero aun así quiso tomar clases, para cumplir las normas y estar más preparado para los accidentes.
“Me tocaron ver veces que se volteaban camionetas y bajabas a ayudarles, pero no podías marcar a emergencias o algo así”, dijo.
Aunque varios operadores de empresas de transporte mexicanas estaban a favor de la política de Trump si esta hacía más seguras las carreteras, algunos dijeron que la falta de inglés nunca había sido un problema. Muchos temían no tener tiempo suficiente para enseñar el idioma a sus conductores, lo que podría interrumpir los envíos en una industria ya de por sí escasa de personal.
“La medida la aplaudo”, dijo Juan Manuel Talamas, quien dirige una empresa de camiones en Ciudad Juárez. “Pero lo que no se hizo durante muchísimos años, no se puede hacer de un día para otro”.