Juan Antonio era repartidor para una empresa de tés. Manejaba por la Ciudad y en otros estados, así que por seguridad se mantenía en contacto con su esposa, entrega cartera y celular a policía
Por Staff/Agencia Reforma
La Prensa
MÉXICO.- Juan Antonio Hernández Betancourt, de 51 años, le rogó al policía Alberto Paredes que guardara su celular y su cartera.
“¡No quiero morir como un desconocido!”, le imploraba.
La viuda de Juan Antonio, Rosa María, habló a tres días de la explosión de la pipa de gas y tras sepultar al hombre que, además de su pareja, fue el papá de sus hijos.
Juan Antonio era repartidor para una empresa de tés. Manejaba por la Ciudad y en otros estados, así que por seguridad se mantenía en contacto con Rosa.
El miércoles le dijo que ya iba para la empresa, ubicada en Iztapalapa, pero que estaba atorado por el tráfico cerca del Puente de la Concordia.
Quince minutos después le volvió a llamar.
“Me dice ‘señora, señora, me estoy quemando ya me llevó la chingada despídeme de todos. Yo le digo ‘Toño, Toño, ¿qué está sucediendo?’ Pero ya no recibí más respuesta”, dijo afectada Rosa.
La mujer pidió ayuda a su familia y la llevaron en un vehículo hasta el Puente, pero ya no pudo pasar.
“Me salí de la camioneta en Ermita y me encontré a un chavo de una moto y le dije ‘acércame lo más que puedas’. Yo le agradezco mucho, no sé su nombre. Llegando ahí vi el camión, me acerqué, vi las botas de mi esposo y la puerta abierta”, dijo.
Cuando supo por los policías que Juan Antonio estaba en el Hospital General 53, a un kilómetro de distancia, ella corrió hacia allá y la dejaron entrar inmediatamente a verlo.
Juan Antonio vivió siempre en Santa María Aztahuacán, donde la noticia de su fallecimiento fue devastadora para la comunidad.
“Es una tragedia. Lo vamos a extrañar mucho”, dijo Rosa quien recuerda que fue un esposo ejemplar y un hombre solidario.
Aquel policía en el que su esposo confió, cumplió con su palabra.
Les llamó desde el celular de Toño para entregarles sus pertenencias y durante su encuentro les contó que él y otra persona sacaron a su esposo del camión.
Toño le pidió que sacara sus cosas de la guantera: “no quiero morir como desconocido”.
“El oficial arriesgando su vida le hizo favor de guardar su documentación y estoy sumamente agradecida”, exaltó la viuda.