Cada Grito de Independencia es, para la familia Martínez Pérez, una fecha doblemente especial: el aniversario de un amor que dio origen a una gran familia y a una tradición que sigue llenando de vida y esperanza su hogar
Monserrat Rodarte
La Prensa
SALTILLO, COAHUILA.- Mientras en la mayoría de los hogares mexicanos se celebran las fiestas patrias con el Grito de Independencia, en la familia Martínez esa misma fecha guarda un doble significado: es el día en que el amor unió a dos jóvenes y, con el fruto de esa unión, nació una tradición que perdura desde hace más de 70 años.
Fue el 15 de septiembre de 1946 cuando María Edmunda Pérez y Raymundo Martínez decidieron casarse. Su nieta, Yazmín Malacara Martínez, desconoce si eligieron la fecha por casualidad o con intención, pero está segura de que aquella decisión marcó para siempre la historia de la familia.
Desde entonces, cada aniversario de bodas se convirtió en motivo de fiesta. Aprovechando la coincidencia con la Independencia de México, la familia celebraba entre platillos típicos, música, juegos y baile, sumando así el amor con el espíritu patrio.
“Mi abuelita, desde que se casó, supo cocinar y no es por nada, pero tenía muy buena sazón. Antes ella hacía todo, pero con el paso de los años decidimos ayudarla, repartirnos los guisos que ella preparaba y llegar con ellos para aligerar la carga”, recuerda Yazmín.
Hoy, aunque María Edmunda y Raymundo ya no están, sus descendientes mantienen viva la tradición. La fiesta no se limita a la familia: “Nos inculcaron a compartir, entonces aquí todo aquel que quiera venir es bien recibido”, cuenta entre risas su nieta, recordando también que, si alguien no alcanzaba a llegar a la cena, al día siguiente siempre había recalentado.
Más allá de la comida y la convivencia, la celebración del 15 de septiembre en casa de los Martínez es un homenaje a la historia de amor que trascendió generaciones y se entrelazó para siempre con las fiestas patrias de México.
Una tradición que esperan preservar con las nuevas generaciones a la par de llevar el recuerdo de dos personas a las que el amor unió y gracias a ellos, se formó una gran familia, sólida y unida.