Rubén Moreira Valdez
Llegó a la Cámara de Diputados el paquete económico. En medio de escándalos y piruetas mediáticas, el gobierno hace lo posible para ocultar que no hay dinero.
La economía mexicana marcha mal y las finanzas del gobierno peor. Los documentos que entregó el secretario de Hacienda dejan ver los problemas que enfrenta el segundo gobierno de Morena. El país no crece como se pronosticó, la inflación no cede lo suficiente, no hay empleos nuevos y cada vez somos menos atractivos para las inversiones extranjeras y nacionales.
Si todo marchara bien, ¿cuál es la razón para subir impuestos y hacer recortes? Para el próximo año se proponen alzas impositivas para el ahorro, cigarros, bebidas saborizadas, videojuegos y apuestas en línea. También en 1,463 productos de importación; muchos de ellos forman parte de la proveeduría para vehículos que se arman en México y se exportan, otros son para el consumo de la población de menor ingreso.
Allí no para la ofensiva: en lugar de eliminar el odiado “Fobaproa”, se propone que los bancos no descuenten, para efectos fiscales, el monto de los recursos que entregan al IPAB como “seguro” para garantizar los depósitos de los ahorradores. Pronto veremos que los banqueros compensarán la pérdida con aumentos en las comisiones.
Por cierto, en la propuesta morenista, la banca deberá pagar más impuestos cuando los créditos incobrables no se conviertan en pérdida. Suena bonito; sin embargo, la respuesta de los mercaderes de la lana será una mayor severidad para la asignación de los créditos. Los platos rotos los pagarán los pequeños empresarios que batallarán para obtener un préstamo.
Las obras faraónicas y las malas políticas heredadas por Obrador son insaciables y reclaman más recursos. Sin embargo, los impuestos son insuficientes para completar los requerimientos de los despilfarros, y por ello los genios del morenismo van a recurrir a dos conocidas fórmulas: la populista setentera de endeudar al país y la neoliberal de recortar presupuestos.
Al final del 2026, la deuda llegará a 20.1 billones de pesos, cifra equivalente al 52% del PIB. Hay que recordar que en 2018 era de 10.5 billones. A esto hay que agregar que el gobierno anterior tiró a la basura 600 mil millones de pesos que se encontraron en los fideicomisos que panistas y priistas habían acumulado para hacer frente a contingencias y otras cositas.
En cuanto a los egresos, hay disminuciones para decenas de secretarías, programas e instituciones. En términos reales, se proyectan menos recursos en: salud, educación, campo, turismo, seguridad y procuración de justicia. A las universidades, entre ellas la UNAM y la UAAAN, les darán un mordisco a sus ya famélicos recursos y no se diga al INAH y a CONAZA.
Eso sí, a los nuevos ministros y jueces les otorgarán un aumento en el presupuesto del 17 por ciento.