Pacientes son enviados a esperar en la entrada del edificio A, improvisada como sala de espera, sin aire acondicionado y expuestos al calor sofocante durante horas
Fabiola Sánchez
LA PRENSA
Los derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social enfrentan caos y malestar debido a que las remodelaciones parecen no tener fin: mientras la rehabilitación de la torre B aún no concluye, ya se inició la remodelación de otra sección de la torre A, generando largas filas, incertidumbre y condiciones precarias para quienes acuden a sus consultas.
Pacientes son enviados a esperar en la entrada del edificio A, improvisada como sala de espera, sin aire acondicionado y expuestos al calor sofocante durante horas, situación que ha causado frustración y cansancio extremo.
Las obras que se realizan en ambos edificios ha incrementado la tensión entre los derechohabientes e incluso al mismo personal de salud, quienes denuncian falta de información sobre los tiempos de finalización y temen retrasos en sus tratamientos.
Muchos califican la situación como un “desorden absoluto” que convierte la visita al médico en una prueba de paciencia.
El malestar se extiende por todos los servicios afectados, ya que cada nueva sección cerrada obliga a los pacientes a reubicarse, prolongando aún más la espera y aumentando la sensación de desorganización dentro del hospital.
Mientras las obras continúan, los derechohabientes viven la remodelación como un obstáculo constante: lo que debería mejorar la atención se ha convertido en un desafío diario entre calor, filas y largas esperas.