Familiares y amigos despidieron entre lágrimas y clamor de justicia a Carlos Gurrola, quien perdiera la vida por una cruel broma por parte de sus compañeros de trabajo
Alonso Crisante
LA PRENSA
TORREÓN, COAHUILA.– Con música de banda, plegarias y reclamos de justicia, familiares, amigos y vecinos del ejido La Concha despidieron este sábado a Carlos Gurrola Arguijo, conocido cariñosamente como “Papayita”, quien falleció tras permanecer hospitalizado por más de dos semanas luego de ingerir un líquido corrosivo en su lugar de trabajo.
La jornada comenzó alrededor de las 15:00 horas en la iglesia de la Inmaculada Concepción, donde se realizó la misa de cuerpo presente. El féretro blanco con los restos de Gurrola fue colocado al frente del altar, cubierto con una camiseta del Club Santos Laguna, equipo del que era ferviente aficionado.
Tras la ceremonia religiosa, el cortejo fúnebre recorrió las calles del ejido acompañado por los acordes de la banda que homenajeaba al fallecido. Familiares, entre ellos su madre, se mostraron consternados, aferrándose al ataúd mientras se mezclaban las lágrimas con gritos de despedida. El entierro se realizó en el panteón La Chona, ubicado cerca del Paseo del Águila, donde su madre le dio la bendición y besó el féretro antes de su inhumación.
El ambiente de duelo estuvo acompañado también por indignación. Vecinos y amigos convocaron a una marcha de protesta para este domingo a las 11:00 horas, que partirá desde la plaza principal del ejido La Concha hacia la sucursal HEB Senderos, con el objetivo de exigir justicia y claridad sobre los hechos que derivaron en la muerte de Gurrola.
La víctima, de 47 años, trabajaba como empleado de una empresa de limpieza contratada en el supermercado donde ocurrió el incidente el pasado 30 de agosto. De acuerdo con los familiares, el líquido corrosivo estaba dentro de una botella de electrolitos que Gurrola ingirió, lo que ocasionó graves quemaduras internas en riñones, pulmones y otros órganos vitales. A pesar de los esfuerzos médicos durante más de dos semanas en la clínica del IMSS, la salud de “Papayita” se deterioró de manera irreversible.
Además, los familiares denunciaron que el trabajador sufría acoso constante en su centro laboral, incluyendo robos de pertenencias, daños a su bicicleta y burlas reiteradas. “Le hacían mucho bullying. Venía en la madrugada con hambre y con la bici dañada. No se vale lo que le hicieron”, declaró su madre, María del Pilar.
Respecto al caso, Carlos Rangel, delegado de la Fiscalía General del Estado en la Región Laguna I, informó que se mantiene abierta una carpeta de investigación. Las autoridades han solicitado las videograbaciones del supermercado y realizan entrevistas a testigos y compañeros de trabajo para determinar las circunstancias exactas del incidente.
“Es indispensable esclarecer por qué se encontraba un líquido corrosivo en una botella dentro del área de labores. Todas las líneas de investigación se mantienen abiertas y, si se confirma la existencia de un delito, será perseguido y castigado con todo el peso de la ley”, afirmó Rangel, quien garantizó acompañamiento legal a los familiares de la víctima.
La muerte de Carlos Gurrola ha dejado una profunda huella en la comunidad del ejido La Concha. Vecinos lo recuerdan como un hombre alegre y trabajador, cuya memoria será honrada mientras familiares y amigos continúan la búsqueda de justicia y esclarecimiento de lo sucedido.