Gana terreno la tradición de regalarlas cada 21 de septiembre
Fabiola Sánchez
LA PRENSA
La tradición de regalar flores amarillas se ha convertido en un respiro de esperanza para los floricultores y comerciantes, quienes ven en cada ramito una oportunidad para mantener viva una costumbre llena de significado, este 21 de septiembre, los arreglos amarillos iluminaron las florerías locales.
César Suárez, comerciante local explicó que, aunque septiembre no representa la temporada de mayor venta que se concentra en marzo, la demanda sigue presente aumentando hasta un 15% las ventas.
“Tenemos ramitos desde 100 hasta 500 pesos, todos preparados con cuidado para que lleguen frescos y llenos de vida”, señaló, destacando la dedicación que implica cada arreglo.
Detalló que, la elaboración de los ramitos requiere limpiar, ordenar y empaquetar cada flor, pensando en que el detalle llegue en perfectas condiciones, los pedidos se reciben uno o dos días antes, garantizando que los arreglos mantengan su colorido y frescura, un detalle que los clientes valoran especialmente.
Comentó que, a pesar de algunas lluvias recientes que afectaron parcialmente la producción, los floricultores aseguran que el abasto se mantiene estable, la variedad de precios permite que todos puedan participar de esta tradición, desde pequeños detalles hasta arreglos más elaborados, llevando consigo un mensaje de afecto y cercanía.
Aunque septiembre no alcanza los picos de marzo, regalar flores amarillas sigue siendo un gesto lleno de emoción y significado, para los comerciantes, es también una oportunidad de sostener la tradición viva, mientras que para quienes las reciben, cada ramito simboliza alegría, esperanza y un abrazo simbólico que ilumina corazones.