Actualmente hay alrededor de 200 pruebas clínicas relacionadas con los células T reguladoras que ayudarían a pacientes con problemas autoinmunitarios, alergias, trasplantes y distintos tipos de cáncer
Por Manuel Lino/Latinus
La Prensa
MÉXICO.- Si bien los ganadores del Nobel de Medicina 2025 hicieron sus descubrimientos revolucionarios sobre las células T reguladoras a finales del siglo XX y principios del XXI, la casi increíble complejidad del sistema inmunitario ha hecho que sus beneficios aún estén pendientes de llegar a la práctica clínica.
De acuerdo con Gunilla Karlsson Hedestam y Olle Kämpe, integrante y presidente del Comité Nobel respectivamente, “el potencial terapéutico de las células Treg permanece en gran medida sin explotar”; pero, aclaran, en estos momentos se están haciendo alrededor de 200 pruebas clínicas relacionadas con este tipo de células.
Esas pruebas tienen un “potencial terapéutico significativo para el tratamiento de enfermedades autoinmunes y alergias, así como para disminuir el riesgo de rechazo de trasplantes”, señalan los expertos del Comité Nobel; por otra parte, podrían “mejorar la inmunidad antitumoral” y contribuir a que los pacientes de distintos tipos de cáncer los combatan de manera más eficaz.
Las razones del Nobel de Medicina 2025
Nuestro sistema inmunitario nos protege de, literalmente, una infinidad de amenazas, tanto externas, como microorganismos y sustancias tóxicas, como internas, como los tumores cancerosos.
A esto se añade que no todo lo ajeno es nocivo; por ejemplo, nuestro microbioma está compuesto por una enorme variedad de microorganismos que no sólo nos benefician, sino que en muchos casos son imprescindibles. Otro ejemplo, más dramático, se da en la maternidad, en la que el sistema inmunitario no debe atacar al embrión ni al feto.
Cada una de estas labores hace la tarea del sistema increíblemente complicada, ya que muchas de las amenazas externas pueden ser completamente desconocidas, como lo fue en su momento el coronavirus SARS-COV-2, y las internas son propias o, por decirlo de otro modo, están hechas con las mismas sustancias y células que en principio deberían ser protegidas.
Para responder a este complejo entorno, el sistema inmunitario tiene una multitud de tipos de células, algunas especializadas en el reconocimiento de lo nuevo, lo ajeno y lo propio y distinguir a lo ajeno nocivo de lo benéfico, otras en la memoria y unas más en la eliminación de las amenazas, por citar algunas.
El problema es que esa necesaria complejidad se puede desorganizar o tener errores con relativa facilidad, y lo revolucionario de los trabajos de Shimon Sakaguchi, en 1995, y de Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell en 2021 fue que descubrieron uno de los mecanismos más importantes en la prevención de esos errores: las células T reguladoras.
artritis reumatoide enfermedad relacionada con Nobel de Medicina 2025
Células T, reguladoras, asesinas o cómplices
La función principal de las células T reguladoras es mantener a raya a las células T asesinas ya que, cuando éstas se desgobiernan, en lugar de atacar a las amenazas externas e internas, se dedican a eliminar a las células del propio cuerpo.
Por otra parte, aunque los tumores cancerosos están hechos de las propias células del cuerpo, la inteligencia del sistema inmunitario logra identificarlos como nocivos y atacarlos. Sin embargo, hay tumores que “pueden atraer grandes cantidades de linfocitos T reguladores que los protegen del sistema inmunitario”.
“Si bien las terapias con células Treg aún no han llegado a la práctica clínica, se están investigando numerosas estrategias para modular su actividad, algunas de las cuales ya se están evaluando en ensayos clínicos”, señalan Karlsson Hedestam y Kämpe.
Por ejemplo, actualmente se están probando terapias que buscan la manera “de desmantelar esta barrera de linfocitos T reguladores para que el sistema inmunitario pueda acceder a los tumores”, que son algunas de las promisorias entre las 200 pruebas que se están haciendo.
Contra las enfermedades autoinmunes, se busca “promover la formación de más células T reguladoras”, algo que ha dado ya algunos buenos resultados en estudios piloto, pues se encontró una sustancia, la interleucina-2, que promueve el desarrollo de las células T reguladoras. Esto podría utilizarse también para prevenir el rechazo de órganos tras un trasplante.
Karlsson y Kämpe destacan además, las pruebas con terapias buscan combatir la inflamación autoinmune, la enfermedad celiaca y la dermatitis atópica.
Epílogo de vida cotidiana
Por cierto, hasta la fecha no se han encontrado forma claras de fortalecer el sistema inmunitario y prevenir enfermedades autoinmunes y cánceres más allá de las recomendaciones generales para tener una buena salud: hacer ejercicio, llevar una dieta balanceada con muchos productos vegetales y ausencia de ultraprocesados y dormir bien.