La contribución de Sudamérica en la quema de combustibles fósiles y aumento de los incendios forestales durante 2024 fue determinante en la generación del gas de efecto invernadero, señala un informe de la agencia
Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron su nivel más alto jamás registrado, lo que podría aumentar el calentamiento del planeta y provocar fenómenos climáticos aun más extremos, mostró un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicado este miércoles.
Entre 2023 y 2024, la concentración promedio mundial de CO2 aumentó en 3.5 partes por millón, el mayor incremento desde que comenzaron las mediciones modernas en 1957, según el informe que se dio a conocer antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) que se celebrará el mes que viene en Brasil.
De acuerdo con la publicación, la quema de combustibles fósiles y el aumento de los incendios forestales, sobre todo en Sudamérica, impulsaron el alza de los niveles de CO2 en el último año, y subraya la necesidad de hacer más para reducir las emisiones.
Consecuencias de los niveles máximos de CO2
“El calor atrapado por el CO2 y otros gases de efecto invernadero está acelerando nuestro clima y provocando fenómenos meteorológicos más extremos”, dijo Ko Barrett, vicesecretario general de la OMM.
Las concentraciones de metano y óxido nitroso, otros importantes gases de efecto invernadero, también alcanzaron niveles récord, aumentando un 16% y un 25%, respectivamente, con respecto a los niveles preindustriales, mientras que el CO2 aumentó un 52 por ciento.
“Este gas (CO2) se acumula en la atmósfera. Tiene una vida muy larga (…) cada molécula que se emita a la atmósfera tendrá un impacto global”, dijo Oksana Tarasova, responsable científica de la OMM, en una sesión informativa en Ginebra.
Alrededor del 50% de las emisiones de carbono son absorbidas por los bosques, la tierra y los océanos, sin embargo, la capacidad de estos llamados sumideros de carbono para absorber los gases está disminuyendo, agregó Tarasova.
“Dependemos de los sistemas naturales para que nos ayuden a compensar nuestros impactos, y esos sistemas están tan estresados que empiezan a reducir su ayuda”, comentó la científica.
Como ejemplo, puso a los árboles de la Amazonia, que se estresaron por el aumento de las temperaturas y la escasez de lluvias durante el calentamiento periódico en el Océano Pacífico oriental conocido como El Niño en 2023, y el inicio de la sequía que continuó en 2024.
“Si el árbol está estresado, si no tiene agua y tiene una temperatura muy alta (…) no hace la fotosíntesis”, concluyó.
Por LATINUS