La memoria hecha color es obra del arquitecto Jorge Luis Ramos Mata. Con esta muestra inició la Feria del Libro Monclova 2025
Gloria Jaramillo
LA PRENSA
En la planta alta de la Biblioteca Pape, el agua y el color se conjugan para contar historias de piedra, polvo y tiempo. Así se inauguró la exposición “Acuarelas de Pueblos Mágicos”, del arquitecto sambonense Jorge Luis Ramos Mata, una muestra que reúne 20 obras dedicadas a rescatar la esencia de los lugares donde la historia aún respira entre muros antiguos y calles empedradas.
Las acuarelas del arquitecto Ramos Mata fue la primera parada del Presidente de la Fundación Pape, Gerardo Benavides y su esposa Gloria Dávila, así como del Alcalde de Monclova, Carlos Villarreal, en el recorrido inaugural de la Feria del Libro Monclova 2025.
“Tengo aproximadamente 35 o 40 años manejando la técnica de la acuarela; me enfoco en captar la esencia de esos edificios antiguos, el Monclova antiguo, los pueblos antiguos”, comparte el artista, cuya mirada ha sabido transformar la nostalgia en luz.
Arquitecto de formación, Ramos Mata ha encontrado en la acuarela un refugio y una pasión que lo acompaña desde hace más de tres décadas. “Me encanta la acuarela, es un trabajo al que me he dedicado muchos años, más de 30. Es mi hobbie y le he dedicado muchas horas. Bendito sea Dios, a todos les ha gustado mi trabajo”, confiesa con humildad.
Su trayectoria artística ha dejado huella en diversos espacios culturales de la región: la Casa de las Artes, el Teatro de la Ciudad, la Feria del Arte —donde ha participado en cinco ocasiones— y la Feria de San Buenaventura. Hoy, su obra forma parte del programa cultural de la Feria del Libro, donde el artista celebra una nueva oportunidad de compartir su universo pictórico:
“Estoy contentísimo de esto que me está pasando; aquí tenemos 20 piezas, pero realmente tengo más de cien. Ahora también estoy haciendo pintura al óleo, pintando la vegetación de Coahuila, que es desértica. Disfruto mucho hacer esto, pintar”.
Las acuarelas que conforman la exposición son una ventana a la identidad y el paisaje: la Peña de Bernal, en Querétaro; la calle Morelos de Monclova; una barda de Lamadrid; y hasta una escena de una película de Emilio “El Indio” Fernández. Cada pieza guarda la calidez del pincel y la mirada costumbrista de quien sabe que el arte también es memoria.