El hallazgo de los naturalistas, en el Cañón de San Lorenzo, en Saltillo, permite registrar rutas migratorias y condiciones ambientales, apoyando la investigación y conservación de la especie
Liz de la Fuente
La Prensa
Un grupo de naturalistas de Saltillo realizó el domingo un avistamiento en el Cañón de San Lorenzo, donde contabilizaron alrededor de 1,600 ejemplares de mariposa monarca, de los cuales dos portaban etiqueta, un hallazgo considerado “como encontrar una aguja en un pajar”, según Pedro Dávila, monitor del programa Crisálida Segunda Generación, de Correo Real de Profauna.
El sábado por la tarde se reportó el avistamiento, y el domingo seis voluntarios se dirigieron al predio Roca, en la parte baja del cañón, donde localizaron la primera mariposa sobre un nogal. Una hora después, explorando la parte alta del mismo predio, hallaron la segunda monarca con etiqueta. Entre los integrantes del grupo estuvieron Leslie Delgado, Daniel Bates, Jorge García, Aldo Kabo, Pedro Dávila y Juan Manuel Ramírez.
Linabeth Flores, encargada de comunicación de Correo Real, explicó que durante esta temporada se han registrado cuatro mariposas con etiqueta en Coahuila, aunque las de La Madrid y Piedras Negras no son legibles.
Pedro Dávila detalló que las etiquetas permiten registrar la ruta migratoria y las condiciones climáticas de cada ejemplar, datos que se incorporan a la base del proyecto Monarch Watch, de la Universidad de Kansas. Esto contribuye a la ciencia ciudadana, pues permite a los científicos monitorear los desplazamientos de las mariposas y estudiar su migración desde Canadá hasta México.
El programa Correo Real, creado en 1992 por Protección de la Fauna Mexicana A.C. (Profauna), busca involucrar a voluntarios en la observación y protección de la migración de la mariposa monarca, compartiendo información que ha servido de modelo para otros proyectos de educación ambiental y ciencia ciudadana en México.
Las “perchas”, grupos de mariposas que descansan en racimos sobre los árboles, fueron el objetivo principal del monitoreo, pues permiten ubicar ejemplares con etiqueta y recolectar datos sobre su comportamiento y condiciones de hábitat en el Cañón de San Lorenzo, una zona con excelente estado de conservación según los naturalistas.