Lo encuentran con arañazos en la cara y en distintas partes del cuerpo y golpes en la cabeza
Manolo Acosta
LA PRENSA
La mañana de este lunes, la Policía Preventiva de Ciudad Frontera acudió a un llamado de emergencia en la colonia Héroe de Nacozari, sin imaginar que encontraría una escena que, más que violencia doméstica, parecía el retrato de un corazón completamente deshecho.
El reporte los llevó hasta la calle Felipe Pescador, donde la víctima no era la mujer que todos esperaban, sino un hombre cuya mirada reflejaba la mezcla perfecta entre vergüenza, tristeza y una resignación que helaba el alma.
El afectado fue identificado como Celestino “I”, quien, con la voz quebrada, intentaba explicar que su pareja, la mujer que él había amado y defendido tantas veces, lo había agredido sin piedad; Arañazos en la cara, marcas en la cabeza, rasguños en distintas partes del cuerpo y un par de cachetadas que, más que dolerle, parecían recordarle que el amor también golpea donde más duele.
Elementos de Protección Civil de rielero llegaron para brindarle atención prehospitalaria, mientras Celestino intentaba recomponer el aliento y el orgullo, aunque le recomendaron trasladarlo a un hospital, él se negó.
Dijo que lo único que quería era un aventón a la colonia Guadalupe Borja, donde buscaría refugio con unos familiares, lejos de lo que alguna vez creyó un nido cálido y hoy solo quedaban ruinas emocionales.
Durante la atención, confesó que todo inició por una diferencia cuya causa prefirió callar, quizá para proteger los últimos pedazos de lo que fue su relación. Afirmó que, sin previo aviso, ella perdió el control y comenzó a golpearlo “como si el amor ya no importara nada”. Celestino aseguró que los golpes no le dolieron, que lo que realmente lo destrozó fue sentirse atacado por la persona en la que había confiado ciegamente, pero ayer se convirtió en otra