Si bien hace unos días la cocina italiana fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los científicos del país están buscando nuevas formas de producir alimentos. En concreto: están usando células vegetales cultivadas en laboratorio y residuos de fruta para producir materiales que una impresora 3D puede utilizar para crear snacks o bocadillos dulces y nutritivos.
El proyecto Nutri3D, de la Agencia Nacional Italiana para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible (llamada ENEA) ya tiene entre sus prototipos barritas y brillantes “perlas de miel” diseñadas para preservar el sabor y el valor nutricional, así como la sostenibilidad.
Silvia Massa, jefa del laboratorio de Agricultura 4.0 de ENEA, comenta que “en un mundo donde la tierra cultivable se reduce y el cambio climático nos obliga a repensar la producción de alimentos, el objetivo es seguir produciendo lo que estamos acostumbrados a comer”.
El objetivo “no es cultivar la planta en sí, sino sus células“, añadió Massa.
Inicio de una industria para el futuro
Los primeros esfuerzos de este tipo se hicieron en el norte de Europa con laboratorios finlandeses que producen compotas de frutas a partir de cultivos celulares e investigadores en Suiza que desarrollan aromas similares al cacao.
Massa comenta que “los italianos aportamos creatividad, combinando alimentos celulares con subproductos recuperados”, dijo refiriéndose, por ejemplo, a los residuos de fruta de la producción de mermelada.
El proyecto se ejecuta en colaboración con EltHub —una empresa italiana privada de I+D tecnológica—, donde las “tintas” vegetales de ENEA se moldean mediante una impresora 3D, y Rigoni di Asiago, una empresa familiar especializada en productos alimenticios orgánicos.
Una encuesta de ENEA reveló que el 59% de las personas estaban dispuestas a probar estos alimentos.
La tecnología también podría ser útil en entornos con escasez de recursos, como el espacio o en zonas de conflicto, afirmó el director de EltHub, Ermanno Petricca, quien denominó estos snacks “fruta para astronautas”.
ENEA también está haciendo pruebas microvegetales y nanotomates para su cultivo espacial.
En la Tierra, la impresión 3D de alimentos podría permitir una nutrición personalizada para personas con restricciones dietéticas. Impact Food, un restaurante de carnes a base de plantas de Roma, ya ofrece carne cortada en rodajas impresa en 3D en su menú.
Por LATINUS