Vecinos de la colonia San Francisco señalaron que don Jesús se dedicaba a la reparación de bicicletas
Manolo Acosta
LA PRENSA
Un infarto fulminante fue la causa de la muerte de don Jesús “J”, vecino de la colonia San Francisco y conocido en el sector por dedicarse a la reparación de bicicletas, en hechos registrados la mañana de ayer.
De acuerdo con el testimonio de su pareja sentimental, Martha Elena “R”, los acontecimientos ocurrieron antes de las 9:30 horas, cuando don Jesús amaneció con sensación de frío dentro de su domicilio.
Ante esta situación, la mujer decidió prepararle un café para que se sintiera mejor, mientras él permanecía sentado en la cama, aparentemente tranquilo y sin mostrar señales de gravedad.
Sin embargo, de manera repentina, don Jesús se desplomó hacia el frente, golpeándose violentamente contra el suelo del cuarto y quedando inconsciente, sin reaccionar a los llamados de su pareja.
Asustada por la situación, Martha Elena solicitó de inmediato el apoyo de una ambulancia a través del número de emergencias, esperando que los paramédicos pudieran auxiliarlo.
Minutos después arribaron socorristas de la Cruz Roja, quienes le brindaron los primeros auxilios, aunque únicamente confirmaron que el hombre de 70 años ya no contaba con signos vitales.
Tras el fallecimiento, se dio aviso a las autoridades municipales y a la Fiscalía General de Justicia para realizar los procedimientos correspondientes.
Elementos de la Policía Municipal de Monclova fueron los primeros en llegar al domicilio, procediendo a acordonar el área mientras esperaban la llegada de los agentes de la Agencia de Investigación Criminal.
Posteriormente, detectives y personal de Servicios Periciales ingresaron al inmueble ubicado en la calle Pánfilo Natera, casi esquina con Leandro Valle, para realizar las diligencias de rigor.
Luego de la revisión, las autoridades confirmaron que no existían huellas de violencia y que la muerte se debió a causas naturales, por lo que no fue necesario el levantamiento del cuerpo.
Antes de que los restos de don Jesús salieran del que fuera su hogar y también su negocio, familiares comenzaron a llegar poco a poco, visiblemente consternados y sin dar crédito a lo ocurrido.