La difusión de renders reveló la ubicación y características de paraderos en Coahuila y Nuevo León, así como detalles técnicos, capacidad operativa e identidad visual del nuevo servicio ferroviario de pasajeros
Liz de la Fuente
LA PRENSA
MONTERREY, NUEVO LEÓN.— Un paquete de renders y documentos de licitación, difundidos en redes sociales, dejó al descubierto el trazado y el aspecto arquitectónico de las estaciones del corredor ferroviario Saltillo–Monterrey–Nuevo Laredo, un proyecto estratégico del Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030 que busca reactivar el transporte ferroviario de pasajeros en el noreste del país.
La filtración incluye imágenes de la que se identifica como “Estación Monterrey”: un complejo de grandes proporciones cuya fachada propuesta sería de ladrillo y que porta en su frente la leyenda Estación Monterrey, en letras negras. Según los materiales divulgados, esa estación quedaría situada a menos de un kilómetro de las paradas del Metrorrey y —en la documentación— se prevé su potencial conexión con el Aeropuerto Internacional Mariano Escobedo, en Apodaca. Junto con los renders, los documentos públicos anexos detallan la ubicación de seis paradas proyectadas en Nuevo León y hacen referencia a paradas previstas en Coahuila, entre ellas Saltillo, Ramos Arizpe y la zona de Derramadero.
Los puntos referidos en Nuevo León, según la documentación filtrada, son: la primera estación en el municipio de García, en el cruce con la avenida Hacienda del Fraile; un paradero en Santa Catarina —en el entronque de la carretera Saltillo–Monterrey con la calle Los Arredondo—, contiguo a la plaza comercial El Paseo Santa Catarina; la Estación Monterrey Centro, con una extensión proyectada de 96 mil metros cuadrados junto al mercado Campesino sobre la avenida Venustiano Carranza (a 850 metros de la estación Edison del Metro y a 1.1 kilómetros de la estación Central, según marcadores cartográficos incluidos en los archivos); un paradero en Escobedo en el cruce entre avenida Las Torres y Manuel L. Barragán; el paradero Bustamante, en Villaldama, ubicado entre las calles Potrero y José María Domínguez, junto a una antigua estación y el parque La Estación; y, finalmente, la estación de Anáhuac, cercana a las calles Ferrocarriles, Río Pánuco y 5 de Mayo.
Los documentos de la licitación —emitidos en el expediente identificado como segmento 15A1 para la zona metropolitana de Monterrey— confirman además que el tren de pasajeros seguirá las mismas vías que hoy utiliza el transporte de carga. Esa decisión técnica condiciona tanto la integración con la infraestructura existente como las obras necesarias en patios y talleres para garantizar el mantenimiento y la circulación segura de las nuevas unidades.
Tecnología y capacidad: trenes de larga distancia, no suburbanos
La empresa Alstom figura en los papeles como suministradora de las unidades que operarán el corredor. El modelo señalado es el Adessia Stream, una unidad diésel múltiple (DMU) diseñada para recorridos interurbanos extensos, configurada de base con cuatro vagones y capacidad aproximada para 300 pasajeros por tren. Los archivos precisan que, de forma técnica, las composiciones admiten el acoplamiento doble —hasta ocho coches— para atender picos de demanda, aunque esa no sería la operación habitual.
En ficha técnica se registra una longitud aproximada de 100 metros por unidad, velocidad máxima cercana a 165 kilómetros por hora y equipamiento orientado a viajes de varias horas: asientos y distribución pensada para mayor confort, accesibilidad total para personas con movilidad reducida y sistemas de información en tiempo real para pasajeros. El proyecto descarta el esquema de trenes suburbano de alta rotación —modelos de 600 pasajeros— y lo define explícitamente como servicio interurbano continuo, con un enfoque en confort y eficiencia frente al transporte carretero en distancias largas.
Producción y mantenimiento con contenido nacional
Los archivos indican que el 76.6 por ciento del contenido de las unidades será fabricado en México, en la planta de Ciudad Sahagún, Hidalgo. La contratación incluye además un paquete de mantenimiento integral por cinco años, la adecuación de talleres y patios ferroviarios, estaciones de inspección y abastecimiento, y la capacitación técnica para la puesta en marcha, responsabilidades que, en el documento, recaen en el proveedor.
Imagen y símbolos: el diseño tomó al Códice Boturini como referencia
Más allá de la ingeniería, los renders y la documentación incorporan una línea de diseño con fuerte carga simbólica. Alstom plantea a los “Trenes del Norte” como vehículos cuyo exterior se inspira en el Códice Boturini —la Tira de la Peregrinación—, tomando del manuscrito pictográfico elementos de narrativa del viaje, movimiento y territorio. De ese eje nacen propuestas cromáticas —ocres terrosos, cafés cálidos y matices rosados— y símbolos visuales: el frente del tren evoca la figura del puma, y tres luces horizontales funcionan como firma luminosa que remite a los “bigotes” del felino.
La estética proyectada incluye una franja negra continua que recorre el techo y un banderín verde inspirado en el códice; puertas en tonos tierra y acabados iridiscentes. Las ventanas se integran en una superficie negra ininterrumpida para proyectar modernidad, mientras que la firma luminosa frontal y otros detalles buscan consolidar una identidad visual homogénea entre unidades de larga y corta distancia.
Qué plantea la filtración y por qué importa
La aparición pública no autorizada de renders y la documentación de licitación abre, en los hechos, una ventana sobre decisiones técnicas y estéticas que habitualmente se presentan en etapas posteriores del proceso. La filtración adelanta detalles de localización de estaciones, características operativas y criterios de imagen que condicionan la relación del proyecto con el tejido urbano: ubicaciones cercanas a nodos de transporte masivo, superficies plantadas como centros de intercambio y la reutilización de vías de carga obligan a pensar en obras complementarias y en la manera en que barrios y comercios se verán afectados por las obras y, posteriormente, por la operación.
Además, la difusión anticipada de la Estación Monterrey y de los paraderos proyectados —junto con la referencia explícita a paradas en Saltillo, Ramos Arizpe y la zona de Derramadero— plantea preguntas concretas: cuál será el calendario de obra, qué ajustes de movilidad urbana requerirán las áreas aledañas, cómo se regulará la convivencia entre tren de carga y tren de pasajeros, y en qué medida la manufactura nacional anunciada (76.6% en Ciudad Sahagún) impactará la cadena de suministro y la generación de empleos locales.
El corredor Saltillo–Monterrey–Nuevo Laredo, según la documentación, aspira a fortalecer la integración económica y de movilidad entre Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, con Nuevo Laredo posicionado como terminal estratégica y nodo logístico y fronterizo. Pero la filtración adelanta el debate: recursos, plazos y certezas técnicas están hoy circulando en redes antes de que las autoridades —federales o estatales— ofrezcan una rendición pública ordenada de alcances, cronogramas y mitigación de impactos.