
Por Rocío de Jesús
Hace un año, Monclova ya formaba parte de las comunidades alcanzadas por la pandemia de Covid y las cabinas sanitizantes eran vistas casi como una herramienta de salvación, hoy, están abandonadas.
Los hospitales públicos como IMSS, DIF, ISSSTE así como los particulares por ejemplo el hospital San José, la clínica del Magisterio, e incluso la Cruz Roja, y muchos otros, instalaron en sus puertas una cabina sanitizante y lo mismo hicieron los centros comerciales.
Incluso los particulares que podían hacer la compra, adquirían uno para uso doméstico, principalmente quienes trabajaban en el área de la salud, como médicos y enfermeros.
Era imperativo pasar por las cabinas al entrar a estos lugares e incluso había quienes pasaban nuevamente por ellas al salir también de un hospital o de un centro comercial.
Desde muy sofisticadas hasta de hechura rústica y sencilla, pero las cabinas proporcionaban la seguridad -o al menos así vendía la idea el fabricante-, de que al rociarse con el sanitizante quedaban libres del virus, en caso de haberlo adquirido en alguno de los lugares donde entraban.
Con la llegada del invierno, algunas fueron retiradas ya que por el frío, no era conveniente rociarse para que no resultara contraproducente que la gente se mojara y enfermara de otra situación.
Actualmente, con el semáforo en verde, las cabinas sanitizantes han quedado en el olvido, ya no se ven casi en ninguna parte y las que siguen instaladas están en abandono, en desuso.