Por Rocío de Jesús
El Magistrado Hiradier Huerta Rodríguez compartió una experiencia que marcó su vida, en el caso del asesinato de los niños América y Robertito. Explicó que al acudir a la reconstrucción de hechos, experimentó un escalofrío que jamás olvidará, y al voltear se percató, que era el lugar preciso donde fallecieron los pequeños.
El magistrado, relató que se encontraba trabajando con el asunto de Castaños (la violación a las sexoservidoras) y previo a ello les habían consignado a una persona que asesinó a sus hijos en la prolongación de la avenida Industrial.
“Estábamos conociendo a la par ambos casos y recuerdo una anécdota de las que se quedan para toda la vida, íbamos a hacer una reconstrucción de hechos en el área donde se suscitó el acto delictivo, era un área despoblada en es esa prolongación, ya en la colonia Borja, íbamos por un sendero, yo iba adelante cuando sentí una sensación, no sé cómo llamarle, pero se me erizó todo el cuerpo y al voltear hacia un lado, estaban las cruces de los niños, lo recuerdo y lo siento todavía, esa fue parte de las experiencias más fuertes de ese caso, además de los careos y periciales”.
Hiradier Huerta, era en el 2006 juez del ramo penal, y por ello le tocó atender el caso, que derivó en la primera sentencia de cadena perpetua en Coahuila, condenando a Carlos Roberto Mata Ramos a 95 años de prisión.
“Meses después vi a esta persona y es la última vez que me tocó verlo, acudí al penal porque me citaron para unas diligencias y estaba muy distinto, había cambiado mucho su complexión y color de piel, lo tenían bajo protección especial porque muchos de los internos estaban inconformes todavía con su conducta y querían hacerle daño, por eso lo tenían en un área especial, fue la última vez que lo vi”.