menú

Ciudad de Mexico

24°C
Few clouds

sábado 5 de julio de 2025

>
>
>
>
>
Tren grande, pueblo chico

Tren grande, pueblo chico

Tony Alonso, ranchero de 44 años, de sombrero y camisa a cuadros, que ignora el número de cabezas de ganado que tiene comiendo en la selva el dueño del terreno que los chinos rentaron para la fábrica de durmientes del Tren Maya, resume así la nueva situación de esta localidad: “Ahora hay más dinero, pero no hay dónde gastar”.

El Triunfo es una villa de menos de mil casas en el Municipio de Balancán, punto final de Tabasco y Guatemala, que nunca antes habrá tenido su nombre tan bien puesto.

¿Porque antes El Triunfo, qué era? No era nada.

“Es más, nadie recuerda por qué se llama así”, dice el “Tilo”, el viejo vendedor de pollos asados junto al rastro de las antiguas vías del tren.

De Coatzacoalcos, Veracruz, a Mérida, Yucatán, el Tren del Sureste iba y venía traqueteando, atravesando el pueblo de apenas un kilómetro de lado a lado. Treinta y tres calles de concreto y lodo. Achatadas casas bajo el calor infernal de 38 grados selva. A José Atila Hernández, 76 años, le da por pensar que aquí se debió llamar “El Infierno”.

“Le habrán puesto El Triunfo porque es un triunfo llegar hasta acá”, alega el “Tilo”, con su apariencia de recién salido de la tierra y una gorra sucia del Tren Maya. El corredor de su casa está atiborrada de leña.

Al lado, a unos 50 metros, deberá circular en 2023 el nuevo tren.

Los empleados de la China Communications Construction Company, la paraestatal ganadora del contrato de 15 mil 538 millones de pesos para 227 kilómetros de los mil 500 que darán vuelta a la Península de Yucatán, ya retiraron en esa zona la vía anterior, aunque no han preparado el terreno, ni terminado la fábrica para el millón de durmientes de concreto de la nueva. Los trabajadores calculan al menos dos meses de retraso.

En otras partes sí. Han quitado los durmientes y las vías, ensanchado y aplanado la ruta, derribado árboles de tinto y jabín, y el “Tilo” va detrás con su triciclo recogiendo los troncos de la selva para los pollos. Los asa en una rejilla circular que da vueltas con una manivela. Él mide el progreso por cuántos pollos pueda asar a la vez. A su vieja rejilla le caben ocho. Desde que los chinos mandan a comprar pollos ahí, anda armando una nueva, multiplicada por tres.

El Triunfo, donde estará una estación del Tren Maya, está cambiado y nadie imagina dónde parará. Están de acuerdo en eso el vendedor de bolis que arrastra su carrito esquivando perros flacos, los conductores de pochimóviles de diez pesos, la dueña del Hotel San José -12 cuartos que rentaron de enero a mayo los 34 chinos que vinieron a dirigir- y Tony Alonso, dueño de dos ranchos y caballos cuarto de milla.

“Se está quedando chico el pueblo, no hay bancos, a veces no tenemos ni luz”, dice.

Problemas de luz

La primera señal de que el Tren Maya cambiaría para siempre la vida de El Triunfo llegó en forma de oscuridad: se fue la luz.

Era marzo y al principio creyeron que las lluvias se habían adelantado. Hace años que cada vez que llueve se va la luz. Sin embargo, no llovía y volvió con menor intensidad. Desde entonces, los pobladores se quejan de que va y viene más, funde focos y televisores, descompone el aire acondicionado y la señal del celular.

“Es que cuando se va la luz, se va la luz, se va el agua, se va el internet, se va el teléfono, todo se va”, rezonga una recepcionista del único hotel, atenta siempre para desconectar la cafetera de la recepción.

Ya se temía eso el delegado municipal, Javier Pliego, quien saca de un cajón la carpeta gorda de todas sus gestiones, la mayoría infructuosas: repavimentación de la carretera a la cabecera municipal, hospital las 24 horas, un tanque de oxígeno, una ambulancia, medicinas, repavimentación de las calles, un banco, una planta tratadora de aguas negras, reubicación de la bomba de agua, informe sobre la reubicación de la cancha de futbol siete que se demolió para la nueva terminal, solución al problema de la electricidad…

El pasado 19 de abril, en un oficio dirigido a Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), le escribió: “Tenemos problemas con el voltaje de la luz. Hoy al proyecto de los trabajos del Tren Maya también se le está ocasionando demoras por no abastecer agua y el personal no descansa como debe de ser y se está realizando el campamento donde será la fabricación de los durmientes”.

La respuesta de la CFE llegó el 7 de mayo, del superintendente División Sur.

Que ya habían tirado 108 árboles, colocado 16 piezas de aislamiento, cambiado 12 postes. Y que al campamento chino le habían enviado la cotización por los 225 kilowatts que pidió. Sin embargo, todo ha seguido mejor y peor.

Peor, porque desde 2019 no logran terminar el reencarpetamiento de la carretera a Balancán, a 45 minutos; ni a Tenosique, 90, y ya hasta hay nuevos baches en el pellejito de asfalto nuevo que dejaron. Peor, porque la única ambulancia en El Triunfo y 80 comunidades a la redonda es la de la Cruz Roja que está en la entrada al campamento chino. Peor, porque si algunos cambios en el poblado avanzan a velocidad de tren, una vetusta “unidad médica móvil” se oxida afuera del hospital con su letrero del sexenio pasado: “Por tu salud estamos moviendo a México”.

Peor, porque se sigue yendo la luz.

Mano de obra

Desde su pequeña oficina, el delegado puede ver el jardín principal. Una cancha de beisbol en un galerón de metal, tiendas de huaraches y chancletas de goma, farmacias, verdulerías y pollerías, una food truck de un migrante que regresó del norte, dos palmeras y unos cuantos árboles de polvo.

Ninguna de las 5 mil 500 almas que viven aquí se atreven a salir a desafiar al sol asesino.

Se diría que no viviera nadie, si no fuera por la fila pegada todo el día a la delegación. Es para el HSBC, el único cajero que hay.

“Días que pagan, hay fila de 300 pelaos, días que no pagan, mínimo 100”, dice Javier Pliego. Es comprensible, añade, pues desde que es Presidente su paisano Andrés Manuel López Obrador, hay más gente formada afuera de la delegación: 376 adultos mayores cobran su pensión, 30 personas discapacitadas, 120 de Jóvenes Construyendo el Futuro, 50 campesinos de Sembrando Vida.

Según sus cuentas, unos 300 pobladores, casi todos hombres, casi todos de aquí aunque han llegado de Oaxaca, Campeche y Veracruz, trabajan en el campamento.

A 8 mil 700 al mes, los ayudantes generales, a 12 mil los operadores de grúas que por ahora están levantando los campers donde viven unos 50 chinos y calculan que vivirán 130 en total, el piso de la fábrica que debe arrancar en octubre y armando los carros de un pequeño tren con que acarrearán el material.

Si bien, los obreros temen que la llegada de las lluvias en septiembre los retrasen más.

“Lo que es más que la verdad, este pueblo ya dio toda la mano de obra que podía disponer”, dice el delegado, pero se tiene que interrumpir. Una mujer cayó de espaldas en la oficina cuando abrieron la puerta.

Adelante, los demás de la fila protestan porque el cajero se acaba de trabar. “Veces así, se rompe y ahora, ¿a dónde? Hasta Balancán, veces hasta Zapata, veces hasta Palenque hay que ir”, se queja un chofer.

La importancia del único cajero es tal que el delegado lo usa en su oficios para que lo localicen mejor: “Ubicado en la calle Benito Juárez sin número, a un costado del cajero del HSBC y con fundamento en los artículos primero…”.

Llegan los chinos

Lo mejor sucede a las siete de la mañana, cuando se van, o a la una de la tarde, cuando vuelven a comer, o a las seis, cuando salen.

El Triunfo es atravesado por motos y camionetas, por obreros de botas y chalecos y cascos que avanzan como pueden rumbo al campamento, a 4 kilómetros hacia Balancán, adonde los chinos no permiten entrar, del que nunca salen.

Son muy reservados, comentan Lucrecia Sánchez, la dueña del hotel; Tony Alonso, el ranchero que les rentó por dos años con prórroga hasta por uno y medio más, y los guardias de la entrada, con facha militar.

“Lo que yo sé es que no los dejan salir”, dijo una recepcionista del hotel.

La llegada de los chinos parecía otra señal, porque lo que nadie había siquiera imaginado que pasara en El Triunfo ocurrió una mañana de enero en la “Súper Carnicería ‘Hermanos Marcín'”, un pequeño local de madera blanca y rojas láminas. Una señal del progreso: tres chinos habían llegado a su puerta. Y señalaban con sus dedos la carne de novillona y cerdo colgada de los tubos y mostraban unas fotos de trocitos de carne en su celular para que se las cortaran así.

A Leónidas Damián Marcín, de 21 años, que en este momento como casi todo el pueblo -donde unos 50 han muerto por Covid-, trae puesto su cubrebocas, le ganó la risa recordando aquella vez.

Era como si el fin del mundo hubiera llegado hasta aquí: “¿Quién se iba imaginar a un chino en El Triunfo, quién?”, dice nervioso y se ríe y se soba la panza y se vuelve a reír.

Llegaban casi a diario.

Compraban mínimo 500 pesos de carne y hasta 2 mil. En las visitas siguientes, escribían sus pedidos y lo traducían con su celular. O Leónidas y Johnny, su hermano mayor, les abrían la nevera para que señalaran la carne con el dedo. Incluso investigaron el internet cómo darles las gracias en mandarín. “Shie, shie”, repite Leónidas y se vuelve a reír.

“Fueron como dos meses que vinieron, luego se quedó uno y luego ya ese ya no vino”.

“Pagaban en pesos, usaban los pesos mexicanos, sí los saben usar como hasta nosotros, nos admirábamos de eso”, agrega su hermano.

Claroscuros

Afuera del campamento, los chinos no causan risa. Los obreros cuentan que son gritones, estrictos, necios.

Dan contratos por tres meses para que no generen antigüedad, aunque la dueña del Hotel San José, que ya se prepara para el turismo internacional, dice que ninguna, ninguna, queja: “El cliente chino es reservado, muuuy educado, eso sí estricto. Estricto, y amante de la conectividad”.

En su oficina, el delegado murmura que está mal que la China Communications mande a descansar sin pago a los obreros que salen contagiados de Covid. Y que están muy bien los puestos de empleo, pero que si la empresa pagó algo se lo quedó el municipio, y que por qué no coopera con alguna obra de su carpeta de gestiones, algún banco, una tienda grande donde comprar, a cambio del impacto ambiental.

Nadie entre los obreros quiso confirmar lo del Covid. “¿Será que no me van a perjudicar?”, decían, nerviosos, la moto temblando entre las piernas.

A veces, cuando llovizna por la tarde en este pueblo sin turistas, al extremo del país, lo que queda del sol crea un fenómeno de luz que pinta todo de amarillo sonámbulo, como si la luz se pudiera tocar.

Vuelven las parvadas de tordos y la torre de la iglesia y a los pocos árboles del jardín central. Vuelve Tony Alonso a su rancho, del otro lado del campamento, esquivando los baches de la carretera.

“Aquí decimos que tenemos carreteras de primera, ¡pero porque no puedes meter la segunda!”, dice y se carcajea, y le da 20 pesos al niño que rellena con tierra los baches de la carretera. Se llama Luis Ángel Chablé, tiene 13 años, la primaria interrumpida en un grado que no recuerda, que llega a juntar 300 pesos diarios y que ya imagina el nuevo tren.

“Dicen que éste no hará ruido”, comenta

Más Noticias

Daños cuantiosos arroja carambola
El accidente tuvo lugar en el cruce de las avenidas Pape y Madero Ernesto Santos LA PRENSA Daños materiales de cierta consideración fue el saldo...
Recuperan el interés por AHMSA, Ternium y Arcelor
Las dos potencias siderúrgicas aparecen como posibles compradores, en momentos en que se espera se autorice contratación de asesora financiera Alberto Rojas Carrizales LA PRENSA...
Definen listado de pago a ex obreros
Acuden cientos a la plaza a consultar el documento Fue entregado directamente por el juzgado y contiene los nombres de aproximadamente 12 mil trabajadores Fabiola...

Relacionados

La previsión del tiempo para hoy en Monclova
Hoy en Monclova, parcialmente nuboso esta mañana, con temperaturas alrededor de 30°C. Por...
UNA CASA CON ALMA DE TREN
CONSTRUIDA EN 1896 REVIVE LA MEMORIA FERROVIARIA DE FRONTERA  ...
Angélica:  primera mujer carburista de Monclova
Con 32 años y madre de dos niños, rompe las...
Graduación memorable en la sala de Río Cinemas
Bajo la temática de los premios Oscar, 32 alumnos de...
Emotiva graduación en Instituto Central Coahuila
Un total de 176 alumnos de secundaria culminaron con éxito...
Gana Premio de Periodismo Roberto Ulibarri de La Prensa
Con su reportaje titulado “Una casa con alma de tren”...

Suscríbete

Inscribete a todas nuestras noticias y avisos.