
Ángel Macías se paraba en la lomita rodeado de 10 mil espectadores en un juego que nunca imaginó lanzar.
Un mes antes, junto a sus compañeros de equipo, los Industriales, dejaba Monterrey para jugar un torneo de Ligas Pequeñas en McAllen, Texas, pensando que sería un viaje de ida y vuelta.
Cuando menos lo esperaban, iban arriba 4-0 en la alta de la sexta y última entrada de la final de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport, Pennsylvania, en contra de La Mesa, California.
Los Industriales estaban a un solo out de ser el primer equipo extranjero en la historia del torneo en ganar la Serie Mundial.
Los Industriales eran 12 kilos más ligeros y 30 centímetros más pequeños que el resto de sus rivales. Aún así continuaron ganando y con cada victoria se quedaban más tiempo caminando por el sur estadounidense que predicaba racismo, viviendo de la caridad de extraños.
Byron Haggard de La Mesa se para en el plato con una cuenta de tres bolas y cero strikes. Macías había retirado a los 17 bateadores de manera consecutiva. Diez por la vía del ponche, sin dejar que ninguna bola saliera del cuadro.
En Monterrey se había declarado la tarde del 23 de Agosto de 1957 como asueto, para que su gente pudiese escuchar el juego que era transmitido vía telefónica a larga distancia por los altavoces colocados en la ciudad.
¡Strike uno, strike dos y strike tres!, así de manera increíble cayó el último out para completar el Juego Perfecto.
Han pasado 64 años de aquella final de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas.
¡ASÍ INICIÓ TODO!
En 1956, Monterrey comenzó las pruebas para un equipo juvenil que representaría a la ciudad en un torneo de Ligas Pequeñas. César Faz, un coach meticuloso y extraordinario motivador sería el encargado de reclutar a los niños.
Al año siguiente, después de dos victorias en dos juegos de exhibición en Salinas Hidalgo, San Luís Potosí, el equipo regiomontano comenzaba su travesía en Ligas Pequeñas dentro de EE.UU. La mayoría de los integrantes del equipo pertenecían a familias de bajos recursos y algunos muchachos tuvieron que trabajar con la meta de reunir fondos para su viaje.
Cruzando la frontera a pie desde Reynosa, Tamaulipas hasta McAllen, Texas, los Industriales caminaron kilómetros tratando de llegar a su destino.
En la primera fase del torneo, los Industriales derrotaron a la Ciudad de México, McAllen, Mission, Weslaco y Western Brownsville avanzando a la siguiente ronda que se jugaría en Corpus Christi, donde ganaron sus dos juegos para representar al Sur de Texas en el Campeonato Estatal en Forth Worth.
Los Industriales triunfaron en la semifinal del Campeonato Estatal de Texas contra Houston, siendo éste el único juego de entradas extras del equipo de Monterrey. Con el pase a la final, derrotaron a Waco 11-2 para consolidarse campeones de Texas.
La siguiente parada era Louisville, Kentucky por el título de la Región del Sur, pero esta vez no caminarían, los enviaron en avión. Tras ganar sus dos juegos en Louisville, ambos sin ninguna carrera otorgada, los Industriales conseguían su pase a Williamsport, Pensilvania para disputar la Serie Mundial de Ligas Pequeñas.
Monterrey derrotó a Bridgeport, Connecticut en semifinales para después jugar contra La Mesa, California por el título de Ligas Pequeñas.
Ninguno de los niños tenía idea del logro realizado. Tras aterrizar en Monterrey, se organizó un desfile en honor a los Industriales desde el aeropuerto del Norte hasta el Palacio de Gobierno.