
Esta antigua clínica, enclavada en la calle de Regina, durante 30 años brindó la mejor atención a la salud cultural. Con el edificio en venta, ahora debe dejar ir a sus pacientes.
El artista Andrés Mendoza despide el proyecto que animó en este viejo edificio del Centro Histórico construido por su abuelo Jesús María Cantú, un médico venido de Nuevo León quien creó la clínica a fines de los años 20, con la idea de atender no sólo a un único paciente, sino dar una cobertura familiar.
La Clínica Regina (por una mejor atención a la salud cultural) ha animado la vida en esa zona de la ciudad desde que Mendoza montara su estudio en la azotea del edificio al regresar de un viaje por Europa.
Un proyecto independiente y comunitario dedicado al arte que llegó a montar más de 300 exposiciones; su Taller de Gráfica Tinta Neo ha dado servicio a estudiantes y artistas, entre ellos, Julio de la Rosa, Gabriel Macotela y Nunik Sauret.
“Hemos sido una especie de termómetro para medir la actividad cultural en la Ciudad de México, a pesar de la escasez de recursos, de la incomodidad de ciertos momentos, creo que ha sido una labor digna y muy importante”, dice Mendoza en entrevista, quien reconoce en su esfuerzo la huella del artista oaxaqueño Francisco Toledo.
Se pierde un espacio admite con pesar, pero si algo le reconforta es ser testigo de la proliferación de espacios culturales en la zona.
“Me da gusto que nos podamos ir en un momento en el que hay otros espacios que van a tomar también o que están tomando esas rutas para que no se quede un hueco”, agrega el artista y gestor cultural, quien dedicaba buena parte de su ingreso como profesor al proyecto de la Clínica.
Al dejar la Clínica Regina, de momento no hay dónde trasladar el proyecto, pero no ceja en su afán de encontrar una solución.
A punto de la mudanza, se propone tratar de encontrar un espacio para los talleres de serigrafía y grabado para que el trabajo continúe, embodegará el taller de costura y regalará muchos de los materiales a las alumnas.
Albergó durante 15 años la Sala de Urgencias, una galería que debido a los daños causados al edificio por el sismo de 2017 se vio obligada a reducir su programación para el público y enfocó su trabajo en los talleres.
La diversidad de talleres que en la Clínica Regina se han impartido es enorme: joyería, cartonería, cerámica, literatura, poesía.
“La cultura tiene que ver con la salud social, entre más cultura tengamos, la capacidad de conocimiento y discusión, de compartir experiencias se vuelve más grande”.
Desea que el edificio, catalogado por su valor artístico, pudiera ser restaurado y sea revalorada su arquitectura y no “se convierta en una plaza de chucherías y reventa de celulares”.
Tendrá como despedida un réquiem con la soprano alemana Ellen Mayer este sábado 11 de septiembre a las 19:00 horas (Regina 24, Centro Histórico)