El Canciller Marcelo Ebrard planteó que antes de que Estados Unidos fije una postura sobre la reforma eléctrica debe entender bien de qué se trata, por lo que mantienen un diálogo con el Embajador Ken Salazar.
Después de un acto en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el funcionario mexicano fue cuestionado sobre la postura del representante de la Administración de Joe Biden, quien después de asistir ayer a Palacio Nacional dijo que Estados Unidos tenía preocupaciones sobre la reforma que impulsa el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
«Hay un diálogo con el Embajador Ken Salazar, porque lo que convenimos (…) es que antes de que se fije una postura, que no tenga la información del Gobierno de México, es importante escuchar qué es y qué no es la reforma eléctrica», señaló el Canciller.
Explicó que ayer se le dio a Ken Salazar una primera sesión para que entienda lo que la reforma es, y adelantó que habrá otras reuniones similares.
«El objetivo de esas reuniones es que él tenga claro qué es y qué no es la reforma y, segundo, escuchar los planteamientos y las preocupaciones que le han externado las empresas de origen norteamericano, para ver cuáles de sus planteamientos son atendibles, son razonables, y cuáles carecen de fundamento o tienen solución de otra forma», agregó.
Para Ebrard, el diálogo con el Embajador se ha dado de manera respetuosa y se trata de una buena práctica para una iniciativa de tal calado, para no guiarse por las opiniones de terceros.
«Igual nosotros, es como si México dice: la opinión de Estados Unidos ¿cuál es?, ¿la de las empresas norteamericanas o la del Gobierno de Estados Unidos?, por eso invitamos al Embajador», afirmó.
El Embajador Salazar acudió al evento en la Cancillería, después del cual se le observó platicar por varios minutos con el jefe de la Unidad para América del Norte de la SRE, Roberto Velasco, a pesar de que personal de la Cancillería trató de impedir que el diálogo fuera captado.
Primero, Salazar escuchó a Velasco, después tomó la palabra y realizó ademanes expresivos mientras el mexicano asentía, incluso le agarró la mejilla un par de ocasiones.
Finalmente ambos terminaron el diálogo de manera amistosa, con un amistoso abrazo.