
Arteaga, Coahuila. – Cientos de visitantes abarrotaron la Alameda Venustiano Carranza, en medio de un filtro sanitario que fue insuficiente para regular la sana distancia, y el uso de cubrebocas.
Más de 200 vendedores reanudaron actividad en el sitio más concurrido de Arteaga, tras siete meses de cierre obligado ante la pandemia.
Un alto flujo vehicular se registró a lo largo del domingo, tanto en el bulevar Fundadores como en el bulevar Jesús Valdés Sánchez, por cientos de familias que emprendieron el paseo para observar o comprar los alimentos, ropa, calzado, y muchos otros productos ofertados por los comerciantes arteaguenses.
Un grupo de pasantes de enfermería fue asignado en una de las esquinas de la Alameda para la toma de temperatura y la colocación de gel antibacterial, sin embargo, la alta cantidad de paseantes les impidió realizar dicho procedimiento de manera continua, y tampoco pudieron generar la sana distancia entre quienes recorrían el lugar.
La mayor parte de la gente contaba con cubrebocas, pero también muchos otros, incluidos menores de edad, recorrieron el inmueble sin esta protección; a su vez, los comerciantes acataron la disposición para el tapabocas, la instalación con tres metros de distancia entre cada uno, y la colocación de cubiertas especiales para evitar el contacto directo con la clientela.
“Se organizó a buena distancia, los toldos con buena separación, y eso nos permite que la gente esté separada”, dijo el alcalde Everardo Durán Flores, durante su recorrido por el paseo turístico, “Conforme veamos el comportamiento buscaríamos que, en unas semanas más, podamos instalar a más vendedores”
Para los vendedores arteaguenses la reapertura fue un respiro tras meses de suspensión de actividades, con la esperanza de que se logre un control sobre el funcionamiento de la Alameda que les permita seguir en operaciones.
“Cuando empezó la pandemia creíamos que iba a ser de uno o dos meses, y sobrevivimos con ahorros, pero ya después todo se puso peor, por fortuna pude entrar a trabajar a una fábrica, y ahorita regresamos a ver qué tal funciona porque con el espacio limitado, y sin tener mesas para que la gente consuma aquí, se está yendo la clientela”, dijo Luis Rodríguez, vendedor de comida.
Para algunos de los visitantes la reapertura fue favorable, muchos otros manifestaron inquietud ante el riesgo de contagios que representa la concentración del elevado número de personas.