Por Pablo Hiriart
Noche memorable en Miami: Trump fue derrotado por una periodista
MIAMI, Florida.- Ahora que concluyó la sesión de ‘cabildo abierto’ con electores, moderada por la periodista Savannah Guthrie, de NBC News, junto al mar apacible de la Bahía de Byscaine, en esta ciudad, Donald Trump debe lamentar su rechazo a un debate virtual con su oponente Joe Biden, programado para ayer.
Se mostró que Trump sólo es vencedor en las entrevistas a modo de Fox News y medios afines, cuando no subordinados a su tempestuosa personalidad.
Estaba furioso con Guthrie, que nunca le bajó la voz ni la mirada para acorralarlo y hacer evidentes sus mentiras.
¿Se hizo o no se hizo la prueba de coronavirus el día del debate con Biden?, preguntó Guthrie.
Trump dijo no acodarse si fue con Covid al debate.
¿Dio positivo el día del debate en Cleveland, o no?, lo encerró la periodista.
Trump, enojado, subía la voz, se alteró, resoplaba, se burló se Guthrie.
No pudo eludir lo directo del cuestionamiento, y dijo lo que tal vez nunca hubiera querido decir:
“Probablemente me hice la prueba antes del debate”, admitió.
¿Tuvo neumonía mientras estuvo enfermo o no? ¿Dio positivo el día del debate o no?, reiteró la periodista a la que Trump no pudo callar, a pesar de sus interrupciones y el tono elevado y molesto del presidente.
La no respuesta de Trump fue impresionante. La sombra de la duda sobre su enfermedad volvió a cubrir el coronavirus del presidente.
Guthrie le preguntó por qué le dio retuit a uno soltado por QAnon, en que involucraba al expresidente Obama en el asesinato de miembros del Seal Team Six (de las Fuerzas Armadas) para encubrir “la falsa muerte de Osama Bin Laden”.
Trump le dijo que era sólo un retuit de una opinión.
Entonces, ¿usted es como el pariente loco que siempre retuitea lo que le llega?, lo confrontó la moderadora, mientras los comentaristas del New York Times (a quienes seguí para esta columna), en la web, hicieron notar que los RT del presidente son una forma de esconderse en lo que otro dice.
Irritado, Trump contestó que “fue la opinión de alguien, lo mío sólo fue un retuit”.
Esa información salió del grupo QAnon (organización que divulga que el Covid no existe y afirma que hay una conspiración mundial de pederastas encabezados por Hillary Clinton, Obama, Biden, etcétera y en EU apoya a Trump), le dijo Guthrie.
-¡No sé lo que es QAnon!, replicó Trump.
-¡Sí lo sabe!, insistió la moderadora, en el mismo tono del presidente.
-¡No! ¡No lo sé!
La periodista no se tragaba las respuestas falsas de Trump al auditorio, e irritaba al presidente:
“Es falso lo que usted acaba de responder. Las estimaciones de desempleo no eran de 42 por ciento, sino de 20 por ciento”, le corrigió a un presidente acostumbrado a mentir y que no le refuten.
Tremendo fue el cuestionamiento sobre los impuestos no pagados por Trump, y no pudo desmentir a The New York Times.
En otras palabras, lo confirmó todo:
¿A quién le debe usted 421 millones de dólares?, le preguntó.
Furioso estaba el presidente, tal vez consigo mismo por no haber construido una respuesta medianamente creíble en más de dos semanas del escándalo.
¡Lo que hicieron (los reporteros del Times) es ilegal! Y las cifras están mal, dijo.
Pero entonces, ¿a quién le debe ese dinero?
No, ¡no le debo dinero a Rusia!… Se llaman hipotecas, ¿sabes?
Luego dijo el presidente que le haría llegar a la periodista quién le debe dinero.
-¿Y los impuestos?
-Me encantaría dar a conocer mis declaraciones de impuestos, pero no lo hago, por sentido común, dijo.
Y lo volvieron a acorralar. Se sulfuró:
-¡Si tienen mis declaraciones de impuestos tienen que ir a la cárcel!, los periodistas, dijo.
Con eso, validó lo publicado.
El Covid y sus burlas contra las mascarillas es otro cuchillo que Trump no tiene manera de sacarse del vientre.
Dijo a pregunta de una votante que “el otro día se informó que el 80 por ciento de las personas que usan máscaras lo contraen”, el coronavirus.
La moderadora lo volvió a cuestionar, y la respuesta de Trump fue, más o menos, que sí está de acuerdo con las máscaras, pero que no sirven, y citó al doctor Scott Atlas.
Guthrie lo volvió a desarmar:
-Scott no es experto en enfermedades infecciosas.
Tremendo trabajo de Savannah Guthrie, presentadora de NBC News, cadena contra la cual despotricó toda la mañana Donald Trump, antes de la entrevista.
No ablandó a la periodista ni a NBC.
Vi llegar, minutos antes de las ocho de la noche, hora del este, el helicóptero cuyas luces se reflejaban en las aguas quietas de la bahía.
Se aproximó al Centro de las Artes, se detuvo en el aire, se acercó y alejó tres veces antes de posarse en el helipuerto.
Al término del programa no hubo helicóptero, ni bocinazos victoriosos ni gente con pancartas del candidato Trump.
El silencio fue total esta noche, en que el presidente de Estados Unidos fue puesto en su lugar por una periodista que no se dejó intimidar y jamás salió de su papel de entrevistadora.
Guthrie respetó su trabajo, a su audiencia, y sobre todo a la verdad.
Y a Trump, le hubiera ido mejor con Biden.