El astrónomo yucateco Arcadio Poveda (Mérida 1930-2022), inventor del método que lleva su nombre y pieza clave en el estudio de las galaxias, falleció este jueves a los 91 años.
Desde 1958 obtuvo reconocimiento internacional por haber desarrollado el método Poveda, una innovadora forma de calcular la masa de las galaxias esféricas y elipsoidales, su primer trabajo publicado después de cursar la maestría y doctorado en Berkeley, California, y regresar a México.
Su método le permitió establecer que existe una relación entre la masa de un sistema estelar y su luminosidad total. Para realizar su trabajo, el astrofísico vio como una necesidad mejorar los servicios de cómputo en la UNAM y estuvo involucrado en la adquisición de la primera computadora en la universidad.
«(Las galaxias) son impresionantes, con miles de millones de estrellas y más aún cuando piensas que ahí hay sistemas planetarios y, entre esos, cuántas civilizaciones puede haber», aseguró en entrevista en 2014; por razones de salud en ese entonces trabajaba desde su casa y en pocas ocasiones acudía al Instituto de Astronomía.
Como también aportó al conocimiento de las supernovas, las estrellas que al final de sus vidas, se autodestruyen en una gigantesca explosión.
Las teorías en boga en los años 60 presuponían que las estrellas se deshacían de casi toda su masa, pero los trabajos de Poveda mostraron que la masa eyectada en la explosión era de 100 a mil veces menor de lo que se suponía, como explicó Marcos Moshinsky al darle la bienvenida a El Colegio Nacional en 1989.
«Yo he sido muy afortunado de haber incursionado en varios campos de la astronomía, y de haber disfrutado ese exquisito, irreemplazable e íntimo goce de haber juntado algunas piezas sueltas del gran rompecabezas cósmico», dijo Poveda al ingresar a la institución.
Su labor a favor de la investigación tuvo entre otros frutos la construcción del Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, en Baja California, operado por el Instituto de Astronomía, que le llevó 11 años de trabajo.
Siempre lamentó la destrucción del Observatorio de Tacubaya, dirigido por Guillermo Haro y donde fue ayudante. En su techo pintó el cielo con ángeles entre las estrellas.
Con su esposa Christine Allen, investigadora del Instituto de Astronomía, trabajó sobre las estrellas dobles y múltiples, tema de su discurso de ingreso al Colnal. Obtuvo distinciones como el Premio Nacional de Ciencias en 1975.
Su archivo, que por muchos años ocupó «El Rincón Poveda» en el Instituto de Astronomía, fue donado a la Biblioteca Guillermo Haro de este centro que el astrofísico dirigió durante 12 años, después de Haro.
Esos documentos dan cuenta de la historia de la astronomía en México de la que Poveda fue protagonista.