Entre la incertidumbre regulatoria y las restricciones para desarrollar proyectos de generación eléctrica local, la industria sufre para tener acceso a energía más barata y eficiente.
Gerardo Ramírez, director nacional Industrial de JLL México, explicó que actualmente hay un «tapón» porque todas las inversiones que venían haciendo los desarrolladores de parques industriales para tener subestaciones se han detenido y las existentes se han saturado.
Recordó que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en los últimos tres años no ha autorizado más subestaciones, y eso ha provocado que en entidades como Tijuana y Querétaro se tengan dificultades para encontrar derechos para conectarse a la red eléctrica.
«Los kilovoltamperios (KVA) que son los derechos asignados por la CFE, y que solicitan los desarrolladores para dotar a los inmuebles industriales de energía eléctrica han registrado aumentos significativos en sus precios al menos en los dos últimos años», sostuvo.
Ramírez comentó que el mercado del KVA había estado entre 100 a 120 dólares y como no ha habido desarrollo de infraestructura o inversión por parte de distintas administraciones hay una escasez de derechos de KVA y derivado de esto ahora se venden entre 300 dólares y 400 dólares.
De acuerdo con el director nacional industrial de JLL México esta situación representa un grave problema, pues muchas empresas actualmente están trasladando su producción a México y el hecho de que CFE no autorice más subestaciones las limita a seguir creciendo por la falta de suministro eléctrico.
Paul Sánchez, experto en energía, explicó que las restricciones limitan las inversiones para consumo compartido al interior de parques industriales o la opción de comprarle a un tercero.
Ahora la CFE, dijo, quiere que las empresas que generan sean dueñas y operadoras de la planta, lo que acota las opciones de vender energía a otros.
Eleazar Castro, experto en temas eléctricos, explicó que las limitantes para que las industrias tengan energía barata, no sólo afecta a las empresas, sino a toda la sociedad, pues implica menor competitividad.
Dijo que antes de los cambios regulatorios del 31 de diciembre por la CRE se tenía flexibilidad ya que si alguien generaba electricidad podría venderla con quienes compartía una superficie, como ocurre en un parque industrial, pero se prohibió.
«Eso era flexibilizar mucho el acceso a la electricidad, pero lo que hicieron fue restringirlo al mismo grupo de interés y no venderle a alguien más, lo que parece absurdo cuando se hacía dentro de una red privada, sin usar las redes públicas de transmisión y distribución y eso era algo sano», apuntó. Castro.
El 31 de diciembre, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) publicó en el Diario Oficial el acuerdo en el que se modifica el criterio de «necesidades propias» para el abasto aislado; dentro de los cambios está que la centrales que operan bajo abasto aislado no puedan vender energía a empresas que no pertenezcan al mismo grupo de interés; además, la generación local ya no permitirá vender excedentes de energía a la red.