Por Yuriria Sierra
La herencia de lo indefendible
No sirvió. La histórica consulta de revocación de mandato no sirvió. Ya lo sabíamos, lo dijeron los números tras el ejercicio. Las urnas sólo fueron destino para el 17.7% del 40% de los electores necesarios para darle significado, porque sólo esa convocatoria tenía el poder de hacer ese ejercicio relevante. Ayer, el Tribunal Electoral finiquitó este episodio: la consulta no tuvo el mínimo de participación, no es válida. Sin embargo, el proceso sí funcionó, aunque no para algo alentador. Y no es que no tuviéramos ya ejemplos, pero evidenció hasta dónde están dispuestos a llegar con tal de alimentar su autoengaño.
Los vimos a todos, desde el Presidente, pasando por secretarios de Estado, gobernadores, dirigentes de Morena y demás funcionarios de la 4T. Todos rompiendo la ley. Se burlaron de ella literal o metafóricamente. La retaron con insistencia. En las conferencias en Palacio Nacional, en eventos “proselitistas”, en redes sociales, en el Congreso, en las calles. La autoridad electoral hizo llamados constantes: no pueden hablar de la revocación, bajen las conferencias… y nada. Sólo burlas y la amenaza constante de que una reforma en ese rubro se aproxima; que hicieron poco frente a un organismo autónomo y eficaz como lo es el INE.
Aunque, insisto, todo ese entramado violatorio de leyes queda como antecedente, uno que se suma a esos otros episodios en que desde el gobierno federal se da muestra del ejercicio político a modo.
Rompen la ley para crear una narrativa que sólo encuentra sustento si se la cuentan entre ellos; denostan a quien se atreve a exhibir sus fallas, aunque a esos opositores les asista la razón; descalifican a quienes crean que se pueden hacer mejor las cosas… usan todas las herramientas posibles, así sea por debajo o en- cima de la ley, para defender lo indefendible. Y les llegará el momento de rendir cuentas, pero en un país, tan históricamente impune como éste, el peligro ya no sólo es ver cómo ellos se burlan del Estado, sino la escuela que están creando: “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente…”, una frase célebre de Lord
Acton, político inglés en la segunda mitad del siglo XIX. Y otro sexenio en que el respeto a la ley no es prioridad, más aún, acompañado de manipulación e influencia en un grupo político con peso en el Congreso, ¿qué puerta le abre a cualquiera que lleguedespués? ¿Qué tentaciones les estará mostrando? Ya vimos a algunos personajes firmar su renuncia al partido que los convirtió en figuras a cambio de un puesto o embajada. Ése es el verdadero peligro, que, más que un cambio que encamine a la dirección correcta, se esté trazando el rumbo para seguir violando la ley, para seguir
imponiendo voluntades. Que, al final, será una avalancha de nieve que ni ellos mismos sean capaces de parar… porque no habrá ley que los asista.