El desalojo del Estadio Azteca de cerca de 300 aficionados del Necaxa terminó en una bronca entre ellos y la Policía Capitalina.
Cerca del final del primer tiempo, los granaderos comenzaron a encapsular a estos seguidores hasta que determinaron retirarlos del inmueble, tras considerarlos barristas.
Los integrantes de grupos de animación no pueden ingresar a cotejos como visitantes tras la violencia que se desató en El Corregidora, en el duelo ante Querétaro y Atlas.
Sólo que los ánimos se calentaron cuando los uniformados comenzaron a aventar sus escudos, pese a que entre los seguidores se observaban niños, varios de los cuales ya estaban llorando.
El caos se desató cuando una señora terminó en el suelo, golpeándose con un escalón y con todo y un niño en brazos.
Muchos de los aficionados manifestaban que no eran barristas y que venían con la familia.
Cuando comenzó el desalojo, varios aficionados repartieron golpes con los uniformados, quienes también lanzaron golpes, hasta que lograron bajar a los aficionados por las rampas de la Cabecera Sur del Estadio Azteca.