El Mercedes-Benz 300 SLR Coupé pasó de ser un auto marcado por la tragedia, a convertirse en el más caro de la historia.
En junio de 1955, en las 24 Horas de Le Mans, el Mercedes 300 SLR de Pierre Levegh chocó contra el Austin-Healey del británico Lance Macklin antes de desintegrarse y dirigirse a la tribuna. El accidente, donde fallecieron Levegh y 82 espectadores, es considerado el más trágico en la historia del automovilismo y fue parteaguas para que la firma de las flechas plateadas desistiera por algunos años de participar en las carreras.
El abandono orilló a Mercedes-Benz a replantear el proyecto del diseñador Rudolf Uhlenhaut y así nació el 300 SLR Uhlenhaut, un auténtico carro de pista que tuvo que, luego del lamentable suceso, adaptarse para la vida en la calle sin dejar de lado la potencia, pues el modelo fue dotado de un motor 8 cilindros de 3.0 litros que brinda 310 caballos de fuerza.
El 300 SLR en su momento fue el auto más veloz configurado para andar fuera de los circuitos, luego de registrar los 250 kilómetros por hora, unos 50 km/h menos que su predecesor, el mítico W196 de Juan Manuel Fangio.
Del modelo solamente se realizaron dos unidades, mismas que nunca salieron a la venta hasta ahora, en mayo de 2022, que la firma Sotheby’s subastó uno de los dos 300 SLR Coupé que Mercedes-Benz tenía en su garage, por una puja nunca antes alcanzada de 142 millones de dólares, unos 2.8 mil millones de pesos, suma que será utilizada para dar becas a jóvenes estudiantes de ciencias ambientales y descarbonización.
La oferta desbancó a los 952 mdp que se hizo en 2018 por el Ferrari 250 GTO, para convertirse, a pesar de su triste pasado, en el auto más caro de la historia.