Muchas de las embarcaciones naufragadas están hechas de madera, material que parece constituir todo un caldo de cultivo para los microbios de las profundidades marinas.
Un grupo de investigadores publicó recientemente en la revista Frontiers in Marine Science un estudio en el que aseguran que los millones de barcos que han naufragado durante siglos y que yacen en el fondo de los océanos de todo el mundo tienen un impacto significativo en la vida de los microbios que allí habitan.
Estos microorganismos se ubican en la parte inferior de la cadena alimenticia, por lo que los cambios en sus delicados ecosistemas podrían tener un efecto en cadena en el resto de la vida marina y, en última instancia, en la vida terrestre.
«Es importante conocer y comprender las comunidades microbianas, porque brindan evidencia temprana y clara de cómo las actividades humanas cambian la vida en el océano», dijo Leila Hamdan, coautora del estudio y ecologista microbiana molecular de la Universidad de Misisipi del Sur (EE.UU.).
Muchas de las embarcaciones naufragadas están hechas de madera, material que parece constituir todo un caldo de cultivo para los microbios de las profundidades marinas.
Para demostrar esta teoría, los investigadores eligieron dos sitios de naufragios del siglo XIX en el golfo de México y colocaron bloques de pino y roble alrededor de ellos hasta 200 metros de distancia.
Tras cuatro meses, los bloques fueron extraídos del agua y llevados al laboratorio, donde los expertos los estudiaron en busca de bacterias, arqueas y hongos.
Los resultados de estos análisis demostraron que la diversidad microbiana variaba según la proximidad del bloque al sitio del naufragio, alcanzando un máximo en aquellos que se hallaban a unos 125 metros de distancia. Por otro lado, también se descubrió que la madera de roble era más favorable para el desarrollo de biodiversidad microbiana marina que la de pino.
La presencia de los naufragios, en general, aumentó la riqueza microbiana en el agua circundante y alteró la composición y los patrones de dispersión de las biopelículas que contienen microbios.
«Estas biopelículas son, en última instancia, las que permiten que los hábitats duros se transformen en islas de biodiversidad», explicó Hamdan, quien concluyó que los hallazgos del estudio son suficientes para mostrar que los naufragios influyen considerablemente en la biodiversidad submarina, si bien aún se necesita investigar el fenómeno en una gama más amplia de sitios.
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