Aunque la Plaza México permanecerá abierta para otros eventos, esta es la primera semana completa con la suspensión de festejos taurinos en la capital del País, lo que representa el primer acontecimiento de este tipo en 76 años de historia.
Una asociación civil promovió, a través del juez Jonathan Bass una suspensión de actividad taurina para el recinto taurino más grande del mundo, a lo que él dio entrada a finales de mayo, para que en la semana pasada fuera reiterado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa.
Sin embargo esta suspensión desató la controversia pues algunas personas la aplaudieron y otras la repudiaron.
Los que están a favor alegan el maltrato animal, argumentando que los toros bravos se pueden domesticar para evitar que los maten en la plaza.
Otro argumento es que la fiesta brava afecta al medio ambiente.
Los que la rechazan se basan en la generación de recursos, la preservación de una especie animal y la manutención, con recursos de los ganaderos, de reservas ecológicas como son las ganaderías.
La Monumental Capitalina acató la orden del juez pero junto al Gobierno de la Ciudad de México se interpusieron dos recursos para contrarrestar tal decisión, con lo que resultó empático hacia las personas que se quedarían sin sustento económico por esta suspensión.
Aficionados, prestadores de servicios en la plaza de toros y los profesionales del toreo se han manifestado en torno a esta medida que lleva a reprogramar cuatro novilladas y dos corridas de toros que se tenían previstas a partir del 2 de julio, aunque confían en que antes del fin de año la fiesta brava vuelva como un espectáculo lícito al monumental escenario.