Elizabeth vivió violencia desde los 7 años y durante casi 30 años. Para ella, el sitio más inseguro era la casa que compartía con su familia, lamenta entre llanto. Y aunque su voz se quiebra al recordar que estuvo al borde de la muerte, la misma se repone al indicar que encontró una salida.
La mujer, habitante de Venustiano Carranza, narró su caso ayer durante una entrega de apoyos para víctimas de violencia por parte del Gobierno capitalino. Es una de las 4 mil 477 beneficiadas, quienes han recibido ayudas económicas y espacios en refugios.
Recordó que, en su infancia, prefería dormir debajo de la cama o, incluso, en la azotea para evitar los golpes de su madre y sus hermanos. A los 9 estuvo en un internado del que no quería regresar. Sin embargo, a los 15 fueron por ella.
Elizabeth se embarazó, pero perdió al bebé. Vivió con varias parejas, quienes también la maltrataban, hasta que enviudó. Regresó con sus familiares y para evitar la violencia mantuvo a sus hermanos y a su madre, pero eso tampoco frenó los golpes.
“Regresé a casa de mi madre y era lo peor, tener problemas con mis hermanos y mi madre, ofensas, robo, viví un año así, me caso y fueron los peores 16 años de mi vida”, explicó.
“Mi hermano me golpea y me dije: ‘me va a matar, defiéndete’; me hablé, me defendí y fui a levantar mi denuncia”.
Antes de que pudiera obtener apoyo, el agresor la encerró con candado. No fue hasta que logró escapar, que ella pidió ayuda y fue enviada a un refugio.