Por Yuriria Sierra
¿Quién o qué está en la mira?
¿El expresidente o el bastión del expresidente? ¿Cuál es el verdadero objetivo en la mira?
Hace unas semanas, Morena encabezó un gran acto masivo en Toluca, al que llevó a sus figuras más relevantes. Un evento que, por todo lo que ahí sucedió, los personajes que participaron y los momentos que protagonizaron fueron vistos por muchos como una provocación.
El próximo año se renovará la gubernatura del Estado de México, un territorio que ha gobernado el PRI desde hace más de ocho décadas.
Y ahí, en la capital de esa entidad, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador desplegó el manto guinda, mostró su músculo mientras el Revolucionario Institucional aún no define si irá solo o en coalición para conservar el gobierno estatal.
Aquel fue el primer round.
El segundo: ayer en Palacio Nacional se informó que desde 2021 la FGR inició una carpeta de investigación contra el expresidente y exgobernador mexiquense Enrique Peña Nieto. Es decir, se comenzó la acumulación de información sobre el exmandatario.
Por ahora, se trata de una serie de transferencias millonarias detectadas por un monto cercano a 27 millones de pesos y de los cuales, dijeron, no se tiene claridad sobre su origen.
“La carpeta con sus detalles fue entregada a la fiscalía y la fiscalía ha abierto una carpeta de investigación, la fiscalía hará dicha investigación. La UIF aportará todo lo que se requiera…”, afirmó Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera en este peculiar anuncio.
¿Por qué una institución que realiza trabajos de inteligencia es la encargada de difundir una investigación que aún no tiene camino trazado por la vía judicial? Una carpeta no es lo mismo que un proceso abierto.
Este tipo de detalles son los que restan valor a lo que se informa como un trabajo que presume como parte de la cruzada anticorrupción. Tal como lo fue la consulta ciudadana que se realizó en México en agosto pasado, cuando se preguntó si se debía enjuiciar a expresidentes.
Aunque el resultado marcó que nueve de cada 10 participantes apoyaban los procesos, el ejercicio fue en realidad un fracaso, pues apenas logró convocar a 7% del padrón electoral, no fue vinculante.
Eso sí, todo el previo sirvió para horas de contenido en la mañanera y en diversos eventos oficiales. Un tema de conversación que incendiaba el debate dentro y fuera de las redes, pero que poco significó para la vida política en activo del país. Estridencia pura.
La información sobre la investigación contra Enrique Peña Nieto coincidió además con la publicación de la convocatoria morenista para los aspirantes a la candidatura al gobierno del Estado de México.
Si en Palacio Nacional no quieren que esto se vea como una estrategia intimidatoria para obtener un bastión, entonces tendrán que hacer lo que no han hecho en estos casi cuatro años con ninguna otra investigación: llegar a las últimas consecuencias.
Que finalmente su cruzada anticorrupción obtenga una victoria, de lo contrario es la misma estrategia: escándalo e incendio con mero interés político y electoral. Show, pues.