Por Antonio Zamora
Como el alto horno no puede trabajar y parar. Parar y trabajar, hasta el momento de escribir este espacio, los jefes discutían sobre la posibilidad de reiniciar la producción de acero en el turno de tercera de ayer, o en el de primera de hoy…
Al momento de escribir este espacio, en la planta 2 de AHMSA se tenía en stock de mil 698 toneladas de pelet que servirían para ocho horas de producción…
Ayer se discutía que si a las 23:00 horas reiniciaban con tres mil toneladas cuando se requieren seis mil 500 toneladas para laborar un día completo…
El asunto es que si de pronto se presenta un problema…ya valió patas de cabra y es ahí donde entraría la segunda opción: 06:00 de hoy…
Pero hoy es domingo de crisis existencialista. (Gracias a Ricardo Martínez por su colaboración)…..
En cierta ocasión, durante una charla que di ante un grupo de profesionales, me hicieron esta pregunta:
¿”Qué es lo más importante que ha hecho en su vida”?.
En mi calidad de ingeniero industrial, sabía que los asistentes deseaban escuchar anécdotas sobre mi trabajo, entonces les respondí:
“Lo más importante que he hecho en la vida, tuvo lugar el 8 de octubre de 1990. Empecé el día jugando golf con un amigo mío al que no había visto en mucho tiempo…
Entre jugada y jugada me contó que su esposa y él acababan de tener un bebé…
Mientras jugábamos, llegó el padre de mi amigo, que consternado, le dijo que al bebé se lo habían llevado de urgencia al hospital…
En un instante, mi amigo se subió al auto de su padre y se marchó. Yo, por un momento, me quedé donde estaba, sin saber qué debía hacer…
¿Seguir a mi amigo al hospital?.
Mi presencia allí, me dije, no iba a servir de nada, pues la criatura estará al cuidado de médicos y enfermeras, y nada de lo que yo hiciera o dijera iba a cambiar las cosas…
¿Brindarle mi apoyo moral?. Pero tanto él como su esposa provenían de familias numerosas, y sin duda estarían rodeados de parientes, que les ofrecerían apoyo necesario…
Lo único que haría yo sería estorbar. Así que decidí ir más tarde al hospital…
Al encender mi auto, me percaté que mi amigo había dejado su camioneta con las llaves puestas…
Decidí cerrarla e ir al hospital a entregar las llaves. Como supuse, la sala de espera estaba llena de familiares…
No tardó en presentarse un médico, que se acerca a la pareja y en voz baja les comunica que su bebé había fallecido…
Los padres se abrazaron y lloraron, mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor…
Al verme mi amigo, se refugió en mis brazos y me dijo: “Gracias por Estar aquí”…
Durante el resto de la mañana, permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital, viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebe y despedirse de él…
Esto, es lo más importante que he hecho en mi vida”, y aquella experiencia me dejó tres enseñanzas:
Primera: lo más importante que he hecho en la vida, ocurrió cuando no había nada que yo pudiera hacer…
Nada de lo racional que aprendí en la universidad, ni en el ejercicio de mi profesión, me sirvió en tales circunstancias…
A dos personas les sobrevino una desgracia y lo único que pude hacer fue acompañarlos y esperar porque estar allí, era lo principal…
Segunda: aprendí que al aprender a pensar, casi me olvido de sentir…
Tercera: aprendí que la vida puede cambiar en un instante…
Hacemos planes y vemos nuestro futuro como real, y olvidamos que perder el empleo, enfermar o tener un accidente, pueden alterar el futuro en un abrir y cerrar de ojos…
Entonces, busqué un equilibrio entre el trabajo y la vida; aprendí que ningún empleo compensa perderse unas vacaciones, romper con la pareja o pasar un día festivo lejos de la familia…
Y aprendí que lo más importante en la vida, no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores. Lo más importante es el tiempo que dedicado a una amistad…
NOS LEEMOS MAÑANA…
