Por Fabiola Guarneros Saavedra
Frentes abiertos
La sociedad civil sólo es posible
en el marco de un Estado democrático…
José Woldenberg
¿Cuántos frentes más abrirá el gobierno de la cuarta transformación? Le quedan dos años para lograr el pleno deterioro de la sociedad. Nadie puede negar el éxito del discurso matutino, en el que se ha sembrado encono y se ha polarizado al país. Durante cuatro años se ha descalificado, menospreciado, señalado y perseguido a quienes piensan diferente.
¿Quiénes siguen ahora? ¿Qué sector de la población será ahora “el o la conservadora”, “neoliberal” o que responda a intereses creados?
“…Por eso preocupa las pulsiones autoritarias que desean encuadrar a la sociedad bajo un solo manto, en una sola ideología, conducirlas con una batuta única…” (palabras de José Woldenberg durante la presentación de la fundación de Porfirio Muñoz Ledo, Nueva República, el pasado jueves 21 de julio).
En estos cuatro años, la sociedad organizada, la que defiende el derecho, exige justicia, reclama legalidad, condena y evidencia las mentiras, ha sido insultada.
Las mujeres son para este gobierno “manipulables”, carecen de identidad y pensamiento crítico. Si marchan, gritan, exigen, si se manifiestan y exhiben pancartas que claman justicia, entonces son “conservadoras”. El discurso presidencial se queda en la descalificación porque prefiere distraer y polarizar en lugar de resolver los problemas que ellas plantean: seguridad, alto a la impunidad, acceso a la justicia, a la protección, al empleo, a la salud, a la vivienda y educación.
Las mujeres son enemigas de este gobierno porque se atrevieron a demostrar que nadie hace justicia por las y los miles de desaparecidos en este país, porque les quitaron los refugios para las violentadas y les cerraron las estancias infantiles.
Los padres y las madres de los menores con cáncer son “traidores” porque salieron a las calles a denunciar la falta de medicamentos y tratamiento para esa enfermedad.
Los médicos también fueron descalificados porque protestaron cuando el gobierno les falló y no los volvieron a contratar, después de prestar sus servicios en los peores días de la pandemia; en las conferencias matutinas se les llamó “neoliberales”, “flojos”, porque se negaron a ir a hospitales o clínicas de salud abandonadas, sin insumos ni medicamentos, o porque están en zonas de alto riesgo, donde los matan o secuestran.
A los académicos y científicos de la UNAM también los llamaron “neoliberales”, traidores porque han defendido a sus estudiantes y a su comunidad, la que el gobierno pone en riesgo en crisis sanitarias.
Las organizaciones de la sociedad civil son incómodas ahora, porque señalan a los funcionarios y dependencias opacas, corruptas y que obstaculizan el desarrollo sustentable.
“Por eso un Estado democrático alienta la organización social, pero los estados autoritarios, peor aún, totalitarios o dictatoriales, intentan, invariablemente, subordinar o erradicar cualquier expresión contraria al ideario oficial”, cito nuevamente a Woldenberg.
Las órdenes religiosas y la jerarquía católica son señaladas como hipócritas porque exigen lo que cualquier ciudadano mexicano anhela: paz, seguridad y no buscar el cuerpo de su ser amado en las fosas clandestinas.
Los medios de comunicación, los mismos que antes denunciaron a los Amigos de Fox, el Pemexgate y la Casa Blanca, hoy son descalificados y llamados serviles porque también destapan temas incómodos para la 4T.
Los empresarios también son blanco de críticas y son exhortados a tomar medidas que, incluso, van en contra de la clase trabajadora, porque el gobierno es incapaz de dar soluciones.
“Cuando se pretende que un país masivo, complejo, profundamente desigual, se exprese con una sola voz, es necesario volver a lo básico. Y eso básico significa reconocer y fortalecer los cauces para que el México diverso pueda expresarse en un marco democrático”, dice José Woldenberg.
Cada que se pronuncia un adjetivo calificativo que denosta y humilla a un ciudadano mexicano, se fortalece el encono y el resentimiento del delincuente, del asesino, del secuestrador y del feminicida.
México está en el peor de los mundos posibles, con “un Estado fallido, un gobierno rebasado y una sociedad excluida…”, como lo dijo Porfirio Muñoz Ledo, el pasado 21 de julio al presentar su fundación Nueva República.
El “uy qué miedo” también es una provocación…