La arqueóloga Linda Manzanilla, quien actualmente recibe un homenaje en el Museo del Templo Mayor (MTM) a través de una serie de charlas que honran su trayectoria, hizo un reconocimiento a las instituciones y maestros que la formaron académicamente, y aseguró que las distinciones que ha recibido durante su carrera corresponden a una colectividad y no a una persona.
Durante la apertura del coloquio «La arqueología como ciencia: Formación y enseñanza con una mirada interdisciplinaria, Homenaje a la doctora Linda Manzanilla», inaugurado este martes, y que proseguirá hasta el viernes, la especialista del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM destacó la formación científica, no técnica, que adquirió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) del INAH, donde estudió de 1970 a 1974, hace 52 años.
La homenajeada, de 71 años, evocó el tronco común en la ENAH de entonces, «que dejó un sello no sólo de una formación antropológica, sino histórica, social, del pasado, del presente, el aspecto biológico y el aspecto cultural; esos años fueron básicos para dejar un sello de globalidad en la antropología. No era una formación técnica, era una formación científica, de ciencias sociales, para ver desde un punto de vista más holístico la antropología», expuso Manzanilla.
La primera mexicana en ingresar a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos destacó, igualmente, las enseñanzas que le proporcionaron maestros como Celma Agüero, Román Piña Chán, Jaime Litvak, Beatriz Braniff, Angel García Cook y José Luis Lorenzo, quien dirigía el Departamento de Prehistoria del INAH.
Manzanilla, también integrante de El Colegio Nacional, rememoró su trayectoria académica y las exploraciones que realizó, lo mismo en Turquía y Egipto para sus investigaciones de maestría sobre Mesopotamia, y de doctorado, en torno del estado egipcio, así como sus posteriores proyectos, entre ellos Oztoyahualco y Teopancazco, barrios de Teotihuacán, donde también estudió los túneles del sitio arqueológico, de los cuales prevé una próxima publicación.
Antes, durante la presentación del coloquio, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2022, ponderó el rigor, pasión y entrega que han guiado el trabajo arqueológico de la académica y su enfoque interdisciplinario.
«La arqueología«, explicó, «recurre a otras tantas ciencias que le ayudan a conocer lo que fue: la geología, la química, la biología, la física…
«Va más allá: penetra en el tiempo de los hombres y de los dioses; lo mismo descubre el palacio del poderoso que la casa del humilde, encuentra los utensilios del artesano y las obras creadas por los artistas, descubre la microscopía del grano de polen y con él la flora utilizada y el medio ambiente en que se dio, la fauna que le proporcionó alimentos y otros satisfactores, la presencia de sociedades complejas o comunales, las prácticas rituales de la vida y la muerte.
«En fin que el arqueólogo puede tomar el tiempo en sus manos convertido en un pedazo de seda«, señaló.
Matos Moctezuma valoró también los aportes de Manzanilla a la arqueología de México, y también su contribución como formadora de arqueólogos.
«Quien siempre bien recoge frutos promisorios», puntualizó.
El coloquio, organizado por los arqueólogos Emiliano Melgar, Reyna Solís, Gabriela Mejía y Berenice Jiménez, continuará hasta el viernes en el MTM, pero también puede seguirse en vivo a través de Facebook del recinto.