En lo anímico y en lo físico, los auriazules están caídos y ya se comieron nueve goles en una semana. Diego Valdés al 37′ y Jonathan Rodríguez al 57′, ambas jugadas con intervención de Henry Martín, así como Alejandro Zendejas al 78′, provocaron el cántico «llora, llora, llora La Rebel» en un repleto Estadio Olímpico Universitario.
El segundo gol (ese en el que el «Cabecita» guardó el balón a la altura del abdomen para anunciar el próximo nacimiento de su bebé) provocó el mejor futbol del América, con rápidos despliegues, jugadas de primera intención, muchas de ellas comandadas por Alejandro Zendejas, quien hizo como muñeco de trapo a Adrián Aldrete en el primer tiempo y a Jerónimo Rodríguez en el segundo.
Lo mejor de los Pumas fue su gente, que no dejó de alentar pese al maltrato al equipo, que empieza a perder el encanto.
El América no le dio tregua a los auriazules. Desde el saque inicial, Richard Sánchez intentó un gol desde la media cancha. Después, el «Cabecita» ahogó el grito de gol cuando Julio González hizo la atajada de la noche, tras un violento zurdazo, portero que también reaccionó en un buen disparo de Sebastián Cáceres. Tanto Luis Fuentes como Henry y Zendejas coquetearon con el gol en el primer tiempo.
Martín prometió que no sería el América un trampolín para la resurrección auriazul. También, dijo que el primer Clásico capitalino de Dani Alves sería inolvidable. No alardeaba.
Fue Zendejas quien al 37′ filtró el balón a Henry, quien picó la pelota y esta pegó en el travesaño, pero servida para que Valdés hiciera el primero de la noche.
El propio Martín se apuntó una asistencia, de espaldas a la portería, para que Jonathan Rodríguez por fin despertara.
El tercer tanto fue el más estético, con Zendejas dominando el balón y metiendo un zurdazo para cerrar el baile en Ciudad Universitaria.