Gloria Jaramillo
Una monclovense experimenta el terror que se vive en las calles de Tijuana, a donde se fue a radicar hace más de 20 años, por las acciones violentas de miembros del CJNG, quienes presionan a las autoridades para que liberen a cabecillas que fueron capturados, tomando como rehén prácticamente a toda la población de diferentes ciudades de Baja California, Norte.
Norma Edith Tapia expresó que después de que fueron incendiados autos particulares y camiones de transporte por supuestos miembros del grupo delincuencial, ocasionando narcobloqueos los habitantes de Tijuana y de otras ciudades dejaron de salir de casa este fin de semana, y padecieron el cierre de centros comerciales, bancos e incluso el puente internacional que conduce a San Diego, California luce desierto, cuando normalmente se encuentra abarrotado.
Tampoco se registra el paso de residentes de Estados Unidos hacia Tijuana como generalmente ocurre, en busca de la diversión que ofrece la frontera.
Expresó que afortunadamente no se han registrado víctimas mortales de los ataques de los delincuentes, pero sí una intensa psicosis, preocupación y molestia porque se interrumpió la paz relativa que se vivía en esta ciudad fronteriza.
A través de los grupos de vecinos en Tijuana se han estado comunicando y alertando, la recomendación es que no salgan de casa para prevenir una situación lamentable en lo personal.
“Estos fulanos ya hallaron el modo de presionar al gobierno para salirse con la suya, primero Dios que puedan encontrar una solución, aunque ya depende del Gobierno del Estado què pasos se dan, eso empezó el viernes, gracias a Dios no han matado a nadie, han estado bajando a la gente de las unidades, pero paraliza la economía porque por miedo nadie sale”, expresó.
Dijo que todavía el jueves el paso para cruzar hacia San Diego estaba abarrotado, de hecho nos regresamos cuando intentamos cruzar porque era demasiada la fila.
“Los delincuentes empezaron temprano a quemar vehículos y el toque de queda fue para la noche, la gente corrió para sus casas, no hay taxis, todos los taxis de rutas se recogieron y mucha de la gente no tiene transporte”, señaló.
La monclovense es una madre de familia, vecina de la colonia Deportivo quien se fue a vivir a la frontera de Baja California hace más de 20 años al contraer matrimonio con un residente de aquella ciudad.