«Hacer predicciones es difícil, sobre todo sobre el futuro».
BBC News/Mundo
Esta frase, usualmente atribuida al físico danés y premio Nobel Niels Bohr, resume con humor el aprieto en el que viven quienes se dedican a anticipar lo que está por venir.
La economía es uno de los campos donde esta dificultad es más evidente y donde el fracaso es más palpable.
Pese a ello, los economistas siguen haciendo (y errando) predicciones de forma cotidiana.
Una de las dificultades que enfrentan en esta tarea reside en el hecho de que el proceso de elaboración de los indicadores económicos al uso requiere tiempo y trabajo, por lo que usualmente cuando están disponibles lo que hacen es retratar una serie de condiciones económicas que existieron varias semanas o meses atrás.
En parte para hacer frente a este problema, a lo largo de las décadas han surgido algunos indicadores inusuales, pero más fáciles de medir y que en ocasiones permiten detectar cambios en las tendencias económicas con mayor rapidez.
BBC Mundo te cuenta cuáles son algunos de los indicadores más inusuales usados para anticipar cambios en la economía.
1. El índice de las cajas de cartón
Este índice se basa en una idea simple: mientras más cajas de cartón se producen, mejor va la economía.
Partiendo de la premisa de que muchos de los bienes de consumo alrededor del mundo se embalan en cajas de cartón, la producción de estas es una buena medida para valorar no solamente la actividad manufacturera sino también para conocer las estimaciones que hacen las empresas sobre sus ventas a futuro.
Así una reducción importante en el uso de cajas de cartón indicaría que se aproxima una recesión, mientras que un aumento apuntaría a un periodo de expansión económica.
La Reserva Federal de Estados Unidos publica un índice oficial no solamente sobre la producción de cajas de cartón sino también sobre sus precios. Pese a ello, Investopedia advierte que estos indicadores no siempre son consistentes con las variaciones del PIB, por lo que recomiendan usarlos en conjunto con otros indicadores.
Otro problema que presentan es que, dado el aumento de las compras por internet, parece previsible que la producción de cajas de cartón se siga incrementando aunque esto no necesariamente ocurrirá en un entorno económico favorable.
2. El índice del dobladillo de la falda
Elaborado en la década de 1920 por el economista George Taylor, de la Escuela de Negocios Wharton, se basa en la idea de que el dobladillo de la falda de las mujeres puede ser un indicador del rumbo de la economía.
Así, faldas cortas significan mercados al alza; y faldas largas, caídas de la economía.
Aunque se trata de un planteamiento que ha sido muy criticado por simplista, hay varios momentos en la historia contemporánea que parecerían validar esta idea, como la moda de las faldas a la altura de la rodilla de la década de 1920 o el auge de las minifaldas de los años 1960.
Un estudio publicado en 2010 en Países Bajos por la Erasmus School of Economics puso a prueba esta tesis comparando los ciclos económicos con el largo de las faldas en el periodo 1921 y 2009. ¿Su conclusión? Que las faldas sí reflejaban el estado de la economía, pero que se anticipaban unos tres años.
3. El índice de los rascacielos
Este indicador vincula la construcción de los edificios más altos del mundo con el inicio de una crisis económica.
Fue formulado en 1999 por el economista británico Andrew Lawrence, quien asegura que buscó y encontró correlaciones entre la finalización de estas enormes estructuras y el comienzo de una caída en la economía.
La finalización de la torre Chrysler y del edificio Empire State en Nueva York durante la Gran Depresión son ejemplos recurrentes cuando se habla de este indicador.
Sin embargo, Lawrence ha advertido que más que tomar como referencia un único rascacielos, él se refiere más a la culminación de un conjunto de estos, algo que en su opinión tiende a poner punto final a «un gran boom en la construcción».
4. El índice de los calzoncillos
El origen de este indicador se atribuye a Alan Greenspan, cuando era jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Según informó en 2008 Robert Krulwich, corresponsal de la cadena estadounidense NPR, Greenspan le explicó que las ventas de calzoncillos son un buen indicador económico pues su consumo suele ser bastante estable.
Cuando llegan los tiempos duros, los hombres suelen posponer la compra de este artículo.
«Si observan las ventas de calzoncillos, se ve una línea plana que casi nunca cambia. Pero en las pocas ocasiones en que baja, eso significa que los hombres están tan apretados [económicamente] que deciden no reemplazar la ropa interior. Y [Greenspan] dijo que casi siempre es un tipo de [signo] profético de que aquí vienen problemas», contó Krulwich a NPR.
5. El índice del pintalabios
El índice del pintalabios fue creado por Leonard Lauder, heredero y jefe emérito de la compañía de cosméticos Estée Lauder, a inicios de la década de 2000.
De acuerdo con su tesis, cuando la situación económica es desfavorable las mujeres tienden a comprar más pintalabios y otros pequeños lujos, en lugar de gastar en otros bienes más costosos como carteras o zapatos.
Durante la recesión de 2001, cuando Lauder formuló esta idea, las ventas minoristas de pintalabios habían aumentado 11%. Las ventas de cosméticos también crecieron durante la Gran Depresión, entre 1929 y 1933, y durante la crisis de 2008.
Este índice, sin embargo, no fue un buen indicador de la economía cuando estalló la pandemia de covid-19, probablemente por el hecho de que las personas se quedaron en casa y las mujeres cuando salían a la calle usaban mascarillas, por lo que el consumo de pintalabios no tenía mucho sentido.