Mario Hurtado, empresario mexicano nicaragüense a quien el Gobierno de Daniel Ortega acusó de lavado de dinero, considera que de estar en Nicaragua estaría en el penal de El Chipote o incluso muerto.
Hurtado lleva dos años residiendo en México. Salió de Nicaragua porque “sentía la persecución política de Ortega”. El pasado 15 de agosto, su empresa de empeño Prisa fue confiscada por las autoridades, al igual que su rancho y otras propiedades. Días después, a través de una conferencia de prensa, se enteró que está siendo acusado de lavado de dinero, aunque dice que hasta el día de hoy no ha recibido una acusación por escrito, o alguna demanda o denuncia, o se le ha abierto un juicio en su contra.
Afirma que su caso es de carácter internacional, pues son cuatro mexicanos los afectados: él, su hija, su hermana y su sobrina.
“Hemos sido confiscados ilegal, injusta e inmoralmente”, denunció Hurtado en entrevista con REFORMA.
Su casa de empeño Prisa, afirma, es la casa de empeño más grande de Nicaragua, con sede central en Managua y 38 sucursales en las principales ciudades del país.
“El 15 de agosto fueron tomadas por más de mil policías sin ninguna orden judicial. Simplemente llegaron, se tomaron por la fuerza las oficinas, sacaron a todos los empleados, se llevaron las computadoras, los celulares y se llevaron las garantías de 20 mil clientes con los que estábamos trabajando”, detalla.
Los policías, añade el empresario, no firmaron un acta de lo que incautaron, por lo que además no hay manera de recuperar los bienes empeñados de los 20 mil clientes.
Después, el 24 de agosto, la Corte Suprema de Justicia anunció que solicitó a la Interpol aprehender a Hurtado, quien reside en Tonalá, Jalisco, por los delitos de lavado de dinero, defraudación tributaria y otros.
En un comunicado leído por el Vicepresidente de la Corte, Marvin Aguilar, se señaló al mexicano como prófugo de la justicia.
Hasta ayer, el empresario no aparecía en la lista de la Interpol de personas solicitadas y el acusado sostiene su inocencia; afirma que no ha recibido ningún tipo de notificación.
“A la Policía, el gerente general de la empresa le explicó hasta la saciedad la operación de los empeños donde la única manera de que exista lavado de dinero es cuando tú inventas clientes, y se les demostró que estaban todos los documentos, el perfil que pide la Unidad de Análisis Financiera, allá tenemos todos los perfiles de todos los clientes, y no existía ni un sólo cliente que fuera inventado”, defiende.
“Se les explicó hasta la saciedad que las exportaciones que hacíamos, todo era con la aduana del Gobierno, la agencia de aduanas y protección física de los EU y con bancos de primer orden en EU y Nicaragua, entonces no había ninguna posibilidad de hacer lavado de dinero por ningún lado”.
Hurtado dijo al medio local 100% Noticias que su empresa exportaba oro y plata hacia una refinería en Miami, por valor de entre 80 mil a 100 mil dólares cada cuatro meses, y que ese dinero retornaba a Nicaragua.
‘No me perdonan volverme opositor’
Hurtado, de 69 años, de padre mexicano y madre nicaragüense, nació en Nicaragua pero creció en México. Se graduó de Ingeniería Civil en la Universidad de Guadalajara, y en 1979 se fue a la nación centroamericana para luchar contra la dictadura de Anastasio Somoza.
“Con la ilusión de que íbamos a liberar al país de un dictador, que al final caímos en otro peor, aquel era un dictador de derecha y este es un dictador de izquierda. Luego me quedé militando en el Frente Sandinista”, explica.
“Me tocó volver a tomar las armas para combatir a la contrarrevolución y posteriormente me quedé trabajando en las empresas del Frente Sandinista”.
Cuestionado sobre su relación con Ortega, afirma que “lo conoce perfectamente”.
“Cuando estuve en el Frente Sandinista tuve varias oportunidades de estar con Daniel Ortega en reuniones privadas y partidarias, y me conoce perfectamente y lo conozco también”, señala.
En 1998, en una asamblea con más de 300 militantes encaró al Presidente por las acusaciones de violación por parte de su hijastra Zoila América.
“Le pedí que renunciara a su inmunidad parlamentaria y respondiera a la acusación de violación sostenida a su hijastra. En esa asamblea, Daniel Ortega me llamó agente de la CIA. Nunca he trabajado para la CIA ni para ninguna institución del Gobierno de EU, y nunca he recibido un centavo del Gobierno de EU”, sostiene.
Ese mismo año decidió dejar el Frente y se volvió opositor. Durante 12 años escribió humor político en el diario La Prensa, el más antiguo de Nicaragua y cuyas instalaciones se las apropió recientemente el Gobierno, mientras sus periodistas trabajan en el exilio y su gerente general se encuentra encarcelado.
En 2014, Hurtado pasó seis meses detenido en las prisiones de El Chipote y La Modelo, tras ser acusado de usura en un proceso que dice fue injusto e ilegal.
De ahí, decidió mantenerse al margen de la política, pero aún así denuncia que le han impuesto una multa tras otra.
“Por todos lados me han puesto multa por considerarme traidor y un enemigo de Daniel Ortega. No me perdonan que me haya vuelto opositor”, señala.
“Estoy retirado de la política desde que salí de la cárcel en 2014 porque un magistrado de la Corte Suprema de Justicia me amenazó. Tengo 8 años de no meterme para nada en la política de Nicaragua. Simplemente Ortega está arrasando con toda la gente que de una u otra manera a lo largo de la historia política de Nicaragua hemos sido opositores”.
‘Que México demuestre de qué lado está’
Hurtado, quien acusa al Gobierno de Nicaragua de arrebatarle el patrimonio de toda su vida y destruirlo económicamente, ya ha abierto comunicación con la Cancillería mexicana para solicitarle protección y apoyo para él y su familia, y considera que su caso es una prueba de fuego para la actual Administración.
“Quiero hacerle un llamado al Canciller Marcelo Ebrard que anda en campaña política y que quiere ser Presidente de los mexicanos: Yo lo invito a que en mi caso, el caso de mi familia, le demuestre a todo México si él está a favor de la Constitución y las leyes de México y nos va a dar protección y va a exigir que nos indemnicen, o si él va a preferir la amistad ideológica con el dictador Daniel Ortega”, subraya.
“Espero también que el Presidente de la República, el señor Andrés Manuel López Obrador, demuestre su fidelidad o al pueblo mexicano o a su amigo ideológico el dictador Ortega. Es una prueba de fuego”.
