CIUDAD DE MÉXICO.-En las inmediaciones de la Estela de Luz el grito que se oyó este 15 de septiembre fue en recuerdo de las personas desaparecidas.
Familiares que integran el Colectivo Hasta Encontrarte, la mayoría mujeres, se apostaron frente a los cimientos del monumento y se desgarraron la garganta por sus desaparecidos y en contra de la militarización.
“Vivan los 100 mil desaparecidos”, “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”, “Viva México. Viva el país de los 100 mil desaparecidos”, gritaron madres, esposas y hermanas de las víctimas.
Mientras, con una manta de 70 kilos a cuestas –de 4 metros de ancho y 100 metros de largo–, dos miembros de este colectivo de Guanajuato, que escalaban los 104 metros de altura de la Estela de Luz, llegaron a la cima. Era casi el mediodía.
Los escaladores iniciaron el ascenso a las 6:20 horas y casi seis horas después tocaron la punta. Pero las labores para colocar la manta, cuyo mensaje es en contra de la militarización, les llevó muchas horas más.
Seis meses de entrenamiento llevó a una mujer y un hombre, que forman el colectivo, y que no rebasan los 30 años, prepararse para su ascenso a la Estela, según algunos de sus compañeros.
Abajo, mientras gritaba consignas, doña Leti, madre de Aurora Arrollo, quien desapareció el 22 de agosto de 2019, se desvaneció. Cuando los paramédicos le preguntaron si era necesario trasladarla a un hospital, se negó con un movimiento de cabeza. Sentada y ya reincorporada al acto, se secó las lágrimas y tomó el megáfono.
“Para nosotros sólo hay dolor, nada que festejar. Mi niña era una niña buena. Estudió en la Ciudad de México cuatro años para cumplir su sueño de ser una licenciada; mejor se hubiera quedado aquí, nomás llegó a Guanajuato para que se la llevaran.
“Donde quiera que esté mi niña la abrazo con el corazón, porque no puedo abrazarla físicamente. Señor Presidente, qué podemos festejar todas las madres que sufrimos por un hijo desaparecido”, lamentó doña Leti.
Del cuello de Verónica Durán cuelga un pequeño corazón con la foto se su hijo Iván Arturo Silva Durán, desaparecido desde 2019.
“Llegaron personas armadas y se lo llevaron; acababa de cumplir sus 18 años y tenía muchos planes”, contó Verónica, integrante del colectivo, lo mismo que Bibiana Mendoza, quien reiteró que la protesta contra la militarización del país es porque entre más elementos de seguridad han llegado a Guanajuato, más desapariciones ha habido.
“Están mandando centenas de militares a diario a Irapuato, a Salamanca, a León, a todo el estado de Guanajuato. Tan sólo el día de hoy (ayer) llegaron a Irapuato 200 elementos en una caravana impresionante de Guardia Nacional y Sedena, y esto lo vemos casi todos los días.
“Estos rondines sólo han derivado en violaciones graves a derechos humanos, ha sido la Marina quien desaparece a nuestros familiares”, acusó.
Además, dijo, en lugar de disminuir la violencia en la entidad ha aumentado.
“Quiere crear el Gobierno una percepción de seguridad; que veamos una camioneta de la Guardia Nacional y Sedena y creamos que estamos a salvo, cuando a la vuelta de la esquina nos siguen matando, descuartizando y desapareciendo”, dijo Bibiana, quien desde 2018 busca a su hermano Manuel Ojeda Negrete, desaparecido en enero de ese año.
“Lo desaparecieron personas armadas. Estaba en su domicilio. Es campesino”, agregó.