Los actores políticos deben tomar acciones empatando la ideología tecnócrata con sus intenciones de cambiar la historia, pues el logro de resultados dependerá de alcanzar el diálogo para concretar metas realistas, opinó Jesús Silva-Herzog Márquez, analista político.
En su presentación durante el foro “CEO Excellence: liderazgo diferenciado“, organizado por McKinsey & Company y Grupo REFORMA, el especialista acotó que los líderes políticos deben aplicar una dirección responsable, con una ambición profética, pero no “mesiánica”.
“La política tiene que ser el espacio de lo que es imaginable, pero no son líderes que puedan fugarse a ese terreno de la utopía, de la imaginación”, comentó ante directivos de empresas reunidos en el foro.
“El liderazgo tecnocrático, por una parte, y el mesiánico, por otra, requieren la disposición a dialogar, y ninguno de estos personajes que podríamos identificar del pasado reciente está dispuesto”, sentenció.
El analista indicó que, con este escenario, el político técnico no está dispuesto a modificar su diagnóstico, mientras que el mesiánico tampoco permitirá cuestionamientos a sus proyectos.
Además, Silva-Herzog Márquez urgió a encontrar puntos de entendimiento entre las diferentes posturas en la toma de decisiones, ya que persiste el riesgo de que los líderes políticos apliquen el poder como una acción de sometimiento, cuando debe entenderse como un mecanismo de coordinación de las diferentes voces.
“Pensamos en el poder como la capacidad de someter al otro, de rebajarlo, de obligarlo. Quizá lo que debemos pensar nosotros en este momento es que tendríamos que concebir el poder no como la capacidad de imponerse sobre el que está abajo, sobre el débil, sino como la capacidad de coordinarse con los demás”, puntualizó.
La pandemia como parteaguas
Jesús Silva-Herzog Márquez señaló que el balance sobre los efectos de la pandemia de Covid-19 en las diferentes naciones estuvo sesgado por las decisiones de los líderes políticos, pues sus acciones y la falta de claridad en políticas incidieron directamente sobre la vida de la población.
“El liderazgo en el mundo ha sido un asunto de vida o muerte. La irresponsabilidad en el liderazgo significa la muerte de miles de personas“, subrayó.
Además, durante la emergencia sanitaria, los países incluso tomaron diferentes rumbos dependiendo de si sus líderes políticos eran hombres o mujeres, ya que mientras los primeros tomaron una actitud de confrontación, el liderazgo femenino buscó mayor disposición a buscar acuerdos y estuvieron dispuestas a ser empáticas.
“Hay una conexión entre las mujeres que han sido la cabeza de la política sanitaria en el mundo, que han sido las jefas de gobierno en distintas partes del mundo, en advertir los resultados contrastantes entre sus políticas y las de sus vecinos encabezadas por hombres”, explicó.
“La existencia de una disposición al dialogo fue distinta de lo que podemos ver en las primeras ministras, entre las presidentas en el mundo, que no reaccionaron durante la pandemia con desplantes del machismo,que no se relajaron en usar cubrebocas, porque eso reducía su cabeza frente a los demás“