Por Yuriria Sierra
La no “consulta”
“No podrán ser objeto de consulta popular la restricción de los derechos humanos reconocidos por esta Constitución (…) la permanencia o continuidad en el cargo de los servidores públicos de elección popular; la materia electoral (…) la seguridad nacional y la organización, funcionamiento y disciplina de las Fuerzas Armadas…”, un fragmento del artículo 35 constitucional, que es necesario recordar luego de lo anunciado ayer en Palacio Nacional.
La consulta que no es consulta, va. No se puede llamar así, porque al hacerlo se estaría violando la Constitución. Así que mejor será un “ejercicio participativo”. Adán Augusto López siguió el guion anunciado por el Presidente y resolvió así su promesa, ésa que debió sacarse de la manga ante la imposibilidad para el aval de la reforma con la que, dicen que el PRI, planteó mantener al Ejército en tareas de seguridad hasta el 2019. Conocemos el desenlace de esa intención. Por eso apareció ya en el calendario este “ejercicio participativo”: será el 22 de enero próximo, a partir del 10 de octubre iniciará la campaña de difusión, llamarán a todos los brazos posibles dentro del Estado para que se difunda a todo el territorio nacional. No será operado por el INE, dicen que para que no pida mucho presupuesto, pero más bien porque el instituto no podría realizar este “ejercicio” claramente violatorio de las leyes y evidentemente innecesario.
La seguridad pública es uno de los temas que no puede someterse a un ejercicio de opinión. La estrategia de combate a la delincuencia no puede depender hoy de una reforma que no ha logrado consenso o mediano diálogo en el Legislativo, pero que sí ha generado encontronazo entre Poderes de la Unión.
Tres preguntas que podrán responder, dicen, quien se identifique con un documento oficial y CURP. Los resultados los darán a conocer un día después… y viene lo mejor, el colmo: el resultado no será vinculante.
Será cosa de días para que este gobierno, abrazado en el discurso de austeridad, nos diga cuánto se gastará en un ejercicio que servirá para nada y que tendrá, además, efectos negativos en el entendimiento de algo de lo que López Obrador parece estar muy orgulloso, esa idea que menciona cada que tiene oportunidad sobre que la democracia es el poder del pueblo y que en la democracia el pueblo manda. Ahora convoca a ese pueblo a responder las preguntas de este “ejercicio participativo”, aun sabiendo que no va a pasar nada, porque no será vinculante. El resultado es lo de menos.
Y entonces que siga pregonando que la democracia es la voz, el poder del pueblo, de ese pueblo al que va a cansar y desencantar de que cada vez que me da su opinión no pasa absolutamente nada. ¿O de qué servirá? Hoy, sólo como mecanismo de presión para su partido, el que no logró sacar la soñada reforma.