El Gobierno de Nicaragua expulsó del país a la Embajadora de la Unión Europea (UE), Bettina Muscheidt, días después de que el bloque de 27 naciones exigiera al Presidente Daniel Ortega la liberación de más de 200 opositores presos, informó un funcionario diplomático.
Muscheidt fue citada a las oficinas del Ministerio de Relaciones Exteriores en Managua, donde el Canciller Denis Moncada en persona «le confirmó su expulsión» del país, dijo un funcionario diplomático europeo que pidió el anonimato.
Medios de prensa independientes en Nicaragua señalaron que la orden de expulsión le fue notificada a Munschiedt más temprano y de manera verbal por un funcionario de la Cancillería, quien supuestamente alegó «injerencia e irrespeto a la soberanía nacional» de parte de la UE.
El Gobierno de Nicaragua no ha confirmado hasta ahora la expulsión de la Embajadora de la UE, que había presentado sus cartas credenciales el 22 de septiembre del año pasado. Tampoco se sabe si ya abandonó el país.
El lunes, la UE reclamó al Gobierno de Nicaragua la liberación de los presos políticos (más de 205, según la Oposición), en una declaración propuesta a debate en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
«La UE reitera su llamamiento urgente a las autoridades nicaragüenses para que liberen de forma inmediata e incondicional a todos los presos políticos y anulen todos los procesos judiciales contra ellos, incluidas sus sentencias», señaló la declaración presentada en Ginebra.
El bloque pidió también a Ortega permitir el ingreso de los organismos internacionales de derechos humanos y «devolver la soberanía de Nicaragua al pueblo nicaragüense, a sus legítimos dueños, y restaurar la democracia genuina».
La Embajadora de la UE es la segunda diplomática europea expulsada de Nicaragua por el Gobierno de Ortega este año. En marzo, el Vaticano reportó la expulsión del nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, quien había realizado gestiones para interceder por la libertad de los presos de conciencia.
Muscheidt es además la segunda Embajadora de la UE que abandona el país en medio de tensiones entre el régimen sandinista y el bloque europeo. La primera fue la italiana Francesca Mosca, cuyas críticas a las elecciones municipales de 2008 le valieron una reprimenda pública de Ortega, quien había llegado al poder un año antes.
Ortegaprotestó entonces por «el injerencismo» de la UE en los asuntos internos de Nicaragua y, en obvia alusión al apellido de la diplomática, declaró que algunos cooperantes «son como moscas que se paran en la inmundicia». La Embajadora terminó su misión en Nicaragua en agosto de 2008, tres meses antes de los comicios que la Oposición calificó como fraudulentos.