Pascal Beltrán del Río
El cambio que impactará la relación bilateral
El 28 de junio pasado, el diputado estadunidense Michael McCaul calificó la estrategia de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador como una amenaza a la seguridad nacional de su país.
“Su gobierno ha reducido drásticamente sus operaciones contra cárteles violentos y ha mermado la cooperación bilateral en seguridad”, acusó el legislador en un comunicado.
“Las organizaciones criminales transnacionales con sede en México —abundó— son la fuente primaria del fentanilo ilegal que se consume en Estados Unidos y que ha sido responsable de tantas muertes”.
Los asesinatos de dos sacerdotes jesuitas en la sierra de Chihuahua, ocurridos ocho días antes, se convirtieron en prueba de la “estrategia fallida” de López Obrador, juzgó el congresista.
Usted quizá se pregunte quién es Michael McCaul. Pues bien, ese diputado texano tal vez será el próximo presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, ante la posibilidad, cada vez mayor, de que el Partido Republicano arrebate a los demócratas el control de ese cuerpo legislativo en las elecciones del 8 de noviembre.
Actualmente, McCaul es el opositor de mayor rango en el comité mencionado, que aún encabeza el demócrata neoyorquino Gregory Meeks. En la tradición parlamentaria estadunidense, el partido que gana la mayoría de asientos preside la Cámara —o el Senado— y cada uno de sus comités. Ese mismo mes de junio, Meeks se sumó a la postura de López Obrador de exigir a su correligionario Joe Biden que invitara a la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que fueron vetados por Washington.
El cambio de Meeks por McCaul sería uno de tantos efectos de que el Partido Republicano gane la mayoría en la Cámara de Representantes. El más importante, sin duda, sería que Kevin McCarthy, actual líder de la minoría, reemplace en la presidencia de la Cámara baja a Nancy Pelosi, convirtiéndose así en el número tres en la línea de sucesión, detrás de la vicepresidenta Kamala Harris. El californiano McCarthy es muy crítico de la política migratoria de Biden. Ayer declaró que si los republicanos ganan la mayoría, propondrán que Washington deje de enviar dinero a Ucrania, para enfrentar la invasión rusa, y mejor lo destine a asuntos nacionales, como la frontera.
Actualmente, el partido del gobierno cuenta con 220 de los 435 asientos en la Cámara de Representantes contra 212 de los republicanos. Es decir, bastaría que un puñado de distritos cambiaran de manos para que la oposición se apoderara de la mayoría. De acuerdo con las encuestas, es muy probable que eso ocurra. El sitio FiveThirtyEight estima que el Partido Republicano tiene 73% de posibilidades de quedarse con la mayoría. Para fortuna de los demócratas, los pronósticos los favorecen en 63% para retener el control del Senado.
El cambio político que seguramente vendrá en EU, producto de los comicios a realizarse en menos de tres semanas, tendrá efectos sobre la relación bilateral. El tema migratorio, que está impulsando el apoyo a los candidatos republicanos en los últimos días de las campañas, seguro volverá al primer plano de la discusión pública en el vecino país, junto con los efectos devastadores de las drogas, particularmente el fentanilo.
Los puntos de tensión —encabezados por las consultas comerciales sobre la política energética de México y el financiamiento de agencias gubernamentales de EU a organizaciones de la sociedad civil en México— sólo tenderán a multiplicarse con un control republicano de la Cámara de Representantes.
BUSCAPIÉS
Al hablar de los países más afectados por el covid, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistía en mencionarlos de acuerdo con el tamaño de su población. Curiosamente, al referirse, el lunes, a los estados del país más golpeados por la violencia, su secretario de Gobernación echó mano de los números absolutos. Si Adán Augusto López hubiera empleado el mismo método, habría tenido que decir que las entidades en peor situación son Colima, Zacatecas, Baja California, Michoacán y Morelos, todas ellas gobernadas por el oficialismo.