Fabiola Sánchez
El acuerdo inflacionario establecido a principios de Octubre entre el Gobierno Federal y 14 empresarios de la rama alimenticia, están lejos de beneficiar al consumidor final, que en lugar de palpar la reducción prometida del 9% en la canasta básica, ven con temor el aumento que escala cada vez más y obliga a reajustar compras, limitar el alimento en casa y prescindir de ciertos productos que quedan fuera de su capacidad de compra.
Ahora el hacer compras se convierte en una tarea de estrategia, paciencia y muchas veces resignación. Quienes se encargan de las compras se han convertido en cazadores de ofertas y en observadores de los precios en centros comerciales, fruterías o carnicerías.
Ya nada es barato, si acaso menos caro, en esta búsqueda se cambia de marcas, se opta por presentaciones de productos más pequeñas o se combinan ingredientes para hacer rendir la comida que llega a la mesa de la familia. Una auténtica odisea en que generalmente las madres se convierten en heroínas.
La tarea de “hacer la despensa” o ir “por la nota”, ahora conlleva una suerte de habilidades e inteligencia, para salvar a las familias de la inanición, aunque el salario no aumente.
Las amas de casa han confirmado que ante estos aumentos se han visto obligadas a reducir su despensa que realizar por semana o quincenalmente, cambiando también marca y escogiendo entre los productos más económicos.
La señora María Cecilia, quien es pensionada, expuso que ella acudía por mes al centro comercial a surtir la despensa y con 2 mil pesos le rendía para adquirir lo necesario del consumo para dos personas, sin embargo, esos mismos 2 mil pesos ahora los invierte, pero quincenalmente.
Martha Guevara Ramírez, comentó que ella considera que mucho tienen que ver los centros comerciales y esto lo ha comprobado luego de haber recorrido diferentes comercios para comparar los precio y se ha podido percatar que en unos es más caro que otros.
Indicó que, es necesario que la Procuraduría del Consumidor, supervise que los precios sean legales y evitar abusen de la inflación que se registra a nivel Nacional, ya que esto afecta la economía de los consumidores.
“Cada semana que voy al mandado, sube dos o tres pesos todo, desde el tomate, la papa, el aceite, el frijol, la harina y ni hablar de las carnes frías que también han aumentado demasiado, ya no nos alcanza para comprar lo mismo”, finalizó.
NO SE NOTAN ACUERDOS CONTRA INFLACIÓN
El pasado 4 de Octubre, el gobierno federal y un grupo de empresarios del sector alimentario concretaron un acuerdo para enfrentar la inflación, con el cual pretenden reducir 8 por ciento (90 pesos) el precio máximo promedio de la canasta de 24 productos básicos, para que pase de mil 129 a mil 39 pesos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el plan en la mañanera de ayer. El proyecto incluye el congelamiento de la tarifa de las autopistas concesionadas, así como el de los precios de los combustibles y la electricidad, con apoyo en los subsidios que aplica la actual administración, desde su inicio en diciembre de 2018.
El Acuerdo de Apertura contra la Inflación y la Carestía (Apecic), con vigencia al 28 de febrero, fue firmado por representantes de 15 empresas del sector, incluidos los tres grandes distribuidores, y replantea las estrategias del Paquete contra la Inflación y la Carestía, que se lanzó en mayo pasado.
Según el plan, el gobierno federal otorgará a las compañías participantes una licencia única para las actividades de importación y distribución de alimentos e insumos para el envasado, con la cual se les eximirá de todo trámite o permiso, incluyendo aquellos del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad y de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, así como del impuesto general de importación.
El acuerdo deja a las empresas la responsabilidad de asegurar que las mercancías que comercien cumplan con las normas sanitarias de inocuidad y calidad.