Siete personas fueron detenidas en el noreste de China tras enfrentamientos entre residentes y las autoridades que aplican las cuarentenas contra el Covid-19, dijo la policía de la región.
China reportó el lunes 5,600 nuevos casos, casi la mitad de ellos sólo en Guangzhou, un centro industrial, tecnológico y con importantes puertos comerciales, mientras que el martes sumó 2,230 contagios en esa misma provincia.
Aunque las cifras siguen siendo relativamente bajas, China ha mantenido su estricto protocolo «Cero Covid», que incluye cuarentenas, confinamientos y pruebas de detección del virus obligatorias prácticamente a diario.
Ante las medidas, los habitantes denuncian falta de alimento y demoras en la atención médica.
En la capital, Pekín, se descubrieron casi 60 nuevos contagios, lo que autoridades consideraron suficiente para cerrar escuelas en el céntrico distrito de Chaoyang. Algunas empresas también pidieron a su personal que trabajara desde casa temporalmente.
Esto se produjo a pesar de que las autoridades de la ciudad afirmaron el lunes que los recientes «brotes sucesivos» habían sido «básicamente controlados de forma efectiva».
En la ciudad de Linyi, en Shandong, un reporte del departamento de Policía indicó que la Seguridad Pública tomaría medidas enérgicas contra quienes «violaron ilegalmente los derechos legales de la protección personal de los ciudadanos».
Las medidas antipandémicas han causado reacciones en todo el país, constituyendo un inusual desafío a la autoridad del Partido Comunista. No estuvo claro de inmediato quién fue arrestado tras los choques. La noticia de las detenciones apareció en redes sociales el martes en la mañana, pero los censores del país lo eliminaron antes de mediodía.
El líder chino, Xi Jinping, ha hecho de la política «Cero Covid» el sello de su gobierno, que ganó impulso el mes pasado luego de que se le concedió un tercer mandato de cinco años y elevó a sus leales a puestos de poder.
Aunque el resto del mundo ha recuperado la normalidad, China solo ha dado pasos menores y sus fronteras siguen en su mayoría cerradas mientras los funcionarios enfrentan una elevada presión para aplicar las restricciones.
Pegan medidas también a Apple
Un confinamiento en la fábrica de iPhone más grande del mundo, en Zhengzhou, llevó a Apple a advertir el domingo que la producción se vio «impactada temporalmente» y que los clientes tendrán que enfrentarse a demoras para recibir sus pedidos.
«La planta (de Zhengzhou) opera actualmente en una capacidad significativamente reducida», indicó Apple en un comunicado.
El gigante tecnológico taiwanés Foxconn, que administra la planta, revisó a la baja sus ingresos trimestrales debido al confinamiento.
La Comisión Nacional de la Salud de China aseguró desde el sábado que mantendrá la política de «Cero Covid», sepultando los rumores de que Pekín aliviaría su estricta política sanitaria.