Por Néstor J. Hurtado Vera
El pasado domingo fue un día histórico en la vida democrática de México, ya que cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas salieron a las calles en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), esto después de que la polémica Reforma Electoral del presidente, Andrés Manuel López Obrador comenzara a tener presencia en medios de comunicación y redes sociales, lo que generó un gran debate en la agenda pública nacional.
Como ya lo hemos mencionado, dicha Reforma propone eliminar al INE, así como a todos los organismos electorales estatales y dejar únicamente a diputados federales de lista o plurinominales, entre otros detalles, lo cual no cayó nada bien en la sociedad y decidió convocar a una marcha nacional con el lema “el INE no se toca”.
López Obrador previo a la manifestación, acusó muy a su estilo, que los asistentes serían clasistas, hipócritas, neoliberales, incluso para minar los ánimos de la sociedad civil dijo que irían rateros, mientras que el Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum utilizó la plancha del Zócalo Capitalino para instalar infraestructura de beisbol y “casualmente” bloquear el destino final de dicha marcha.
En síntesis, en la Capital de nuestro país más de 900 mil personas se dieron cita para manifestar un alto a los excesos autoritarios de López Obrador en contra del INE, asimismo en ciudades como Saltillo, Torreón, Guadalajara, Monterrey, Los Mochis, Mazatlán, Ciudad Victoria, Reynosa, Tijuana, Chihuahua, Durango, Hermosillo, Morelia, Pachuca, Orizaba, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Mérida, Poza Rica, Puerto Vallarta, Tuxtla Gutiérrez, Villahermosa, Irapuato y muchas otras más en las que si sumamos, hablamos de millones de mexicanos que a pesar de las ofensas presidenciales salieron a tomar las calles.
Incluso en ciudades del extranjero, como Los Ángeles, Chicago, Madrid, Barcelona y Glasgow hubo presencia de mexicanos. La reflexión debe ser; sin duda los mexicanos cumplieron, de hecho, desde el arranque del sexenio morenista jamás había habido una convocatoria de estas dimensiones, por lo que en automático los partidos políticos de oposición están obligados a unirse y evitar a toda costa un daño tan lacerante a nuestro aparato democrático.
Soy un convencido de que todo en la vida, incluida obviamente la democracia es perfectible, por lo que día a día debemos exigir a la clase política mejorar las condiciones de democracia y legalidad, pero esta Reforma en particular, es tóxica y regresiva.
México se dio cuenta de que López Obrador ha abusado de su autoritarismo y centralismo, incluyendo organismos independientes, pero sobre todo que, con miras a la elección presidencial del 2024, quiere “adueñarse” del INE para no perder y en el caso de que no pase en el Congreso de la Unión dicha Reforma, seguir con su narrativa de sabotaje y complots.
De mi se acuerda, cuando pierdan la elección presidencial en 2024, López Obrador será el primero en decir; que desde el 2022 había dicho que el INE “era corrupto” y “fraguaba un fraude”, motivo por el que quería según él limpiarlo o eliminarlo.
Celebro que nuestro país despertó, definitivamente con este movimiento nacional, comenzó el inicio del fin de la autollamada cuarta transformación.
Néstor J. Hurtado Vera.