Por segunda ocasión Alfonso Zamudio Quijada, alias “Zamurái”, quien es considerado el principal operador financiero de los Zetas, fue sentenciado a 36 años de prisión por un juez federal, luego de que la primera de las sentencias fue echada a bajo por un tribunal de segunda instancia y se ordenara reponer el procedimiento en el que ya lo habían encontrado culpable en el año 2018.
Zamudio Quijada también apodado “El Negro”, fue detenido por elementos de la Marina Armada de México en el año 2013 tras labores de vigilancia realizadas afuera de su domicilio en la colonia Ampliación Roma en los límites de Monclova y Ciudad Frontera.
El juicio iniciado en su contra por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, la posesión de cartuchos, la posesión de estupefacientes y el de delincuencia organizada; arrojó una serie de declaraciones que no sólo dan a conocer la historia del propio Alfonso Zamudio alias “Zamurái”, sino también el origen de los Zetas y el poderío que tenían en aquel entonces.
El pasado 25 de marzo y por segunda ocasión dentro de la causa penal 13/2013, se le dictó al contador de la organización conocida también como “La Compañía”, una sentencia condenatoria, la cual resultó ser idéntica a la primera de fecha 19 de julio del 2018, consistente en 36 años de cárcel, y dicha sentencia quedó firme el día de ayer.
Actualmente y pese a que Zamudio se ofreció como testigo clave a las autoridades, se encuentra internado en el Centro de Readaptación Social número 14 radicado en Gómez Palacio, Durango.
Pocas imágenes de Alfonso Zamudio Quijada han salido a la luz pública tras su detención, 2 de ellas tras darse a conocer por el Gobierno Federal la sentencia que se le dictó en el 2018, sin embargo; basta con la descripción que hicieron de él, los marinos que lo apresaron, para que el lector se pueda formar una idea sobre la personalidad del “Zamurái”; En el brazo izquierdo lleva tatuada la imagen de la santa muerte, en el brazo derecho a Pancho Villa, y una calavera tatuada en la espalda.
LA DETENCIÓN DE ARNULFO ZAMUDIO
Según la declaración hecha ante el juez federal del Juzgado Cuarto de Distrito de ésta localidad, por parte de los oficiales de la Secretaria de Marina Armada de México que llevaron a cabo la detención, identificados con las claves 001 01 358-1, y 005 02 138-3, y según consta en la versión pública de las 2 sentencias en contra del “Zamurái”, los hechos ocurrieron a las 06:30 horas del día 8 de mayo del 2013.
Portando uniformes de camuflaje Jungla, tras un recorrido de vigilancia por la calle Vía Apia, los marinos fueron abordados por una persona que les indicó que en uno de los domicilios se encontraban personas pertenecientes a la delincuencia, razón por la que decidieron implementar una vigilancia a afuera de la casa marcada con el número 603.
Eran las 07:00 horas cuando el marino 001 01 358-1 que iba de copiloto, observó que del domicilio salió un hombre cargando una maleta, de la cual sobresalía la trompetilla de un arma de fuego, y que se dirigía hacia una camioneta Ford, Escape de color verde, dejando la maleta en la cajuela, y el cual al darse cuenta de su presencia, arrancó el vehículo logrando avanzar unos metros en un frustrado intento de darse a la fuga, porque le cerraron el paso, implementando enseguida un cerco de seguridad.
“El suscrito 001 01 358-1, procedí a realizarle una revisión corporal, mientras que mi compañero 005 02 138-3, realizó la revisión a la camioneta que tripulaba encontrando el arma larga, droga y dinero”, objetos según el informe, que formaban parte de una entrega que interrumpieron y entre los cuales estaban cerca de 300 mil dólares.
Por la importancia que tenía “El Zamurái” dentro de la organización de los Zetas, se llevó a cabo un traslado vía terrestre hasta el Aeropuerto de Monterrey, Nuevo León, ya que les refirió a los marinos que sería rescatado en cuanto fuera puesto a disposición de la Procuraduría General de la Republica.
Tres horas más tarde, Zamudio Quijada, ingresó a las instalaciones de la Sub Procuraduría Especializada en Investigación en Delincuencia Organizada, para que desde ese lugar fuera trasladado a la ciudad de México, a la cual llegó a las 12:20 horas del mismo día.
BIENES ASEGURADOS
Al momento de la detención del “Zamurái”, la Marina aseguró diversos bienes ligados a la probable comisión de diversos delitos de los cuales más tarde sería encontrado culpable, como fue un arma tipo AK-47, calibre 7.62 por 39 MM, hecha en Rumania, un cargador abastecido con 24 cartuchos del mismo calibre y otro proyectil más arriba de la recamara.
Además del arma larga, se aseguraron 9 bolsas, cada una de ellas con 50 envoltorios que en su interior contenían cocaína, un total de 450 dosis.
Diez paquetes de plástico transparente marcados con la leyenda «30,000» fueron asegurados y entregados al juez, mismos que contenían dólares estadounidenses, que en total sumaron 299 mil 960, y que en base al tipo de cambio en esa época, implicaban una suma de 3 millones 621 mil 157 pesos.
A Zamudio Quijada se le aseguraron también, un teléfono celular, una memoria USB y una computadora portátil, una licencia falsa de conducir a nombre de Carlos Melendez Ortega, y dos vehículos, un Dodge, Attitude de color gris, en el cual debajo de un asiento encontraron una bolsa con 50 envoltorios con droga; y la Ford, Escape que conducía.
LA DECLARACIÓN DEL “ZAMURÁI”
Tras el arresto realizado y su puesta a disposición ante el Ministerio Público Federal, Alfonso Zamudio Quijada, hizo una primera declaración en la que negó que la detención hubiera ocurrido como señalaban los marinos, rechazó su implicación en los delitos de que se le acusaba, y denunció que su esposa fue víctima de tortura.
“Que la droga no la tenía en mi poder, y la detención no fue el día que dicen ni el lugar, fue el día cinco de mayo de 2013 cuando entraron a mi domicilio de la colonia Roma, y la detención fue junto con mi señora y mi hijo”.
Junto a Rosa “N” y su hijo Ian Alexander “N”, lo llevaron a una base, y le dijeron que le iban a partir su madre y que ya sabían quién era, que les entregara el dinero porque si no iban a matar a su familia, y que les entregara también la droga.
Zamudio Quijada, refirió entonces que los agentes comenzaron a darle toques a su esposa en el pecho y en sus partes íntimas, por lo que decidió entregarles el dinero que tenía guardado en un taller mecánico, cerca de 319 mil dólares, el cual aseguró era producto de su trabajo de varios años, explicando para ello que se dedicaba a la venta de autos.
Durante el interrogatorio le preguntaron a Zamudio si sabía del fallecimiento de Lazcano, y éste respondió que no.
Pese a negar todo en un principio y ofrecer una versión de los hechos muy distinta a la que dieron los agentes de la Secretaría de Marina, “El Zamurái” rindió al poco tiempo una ampliación de su declaración, en la cual dio a conocer la manera en que llegó a la organización tras ser dado de baja del ejército, su ascenso hasta el cargo de contador, y cómo fue que se formó el cártel de los Zetas.
“Yo empecé en el año 2001, tiempo antes me habían dicho que había trabajo, pero no especificando cuál, me metí a trabajar como custodio en el penal de Nuevo Laredo, Tamaulipas, de 1998 a 1999, fue entonces cuando marqué al teléfono que tenía del señor Mateo y pregunté si todavía había trabajo”.
“En ese entonces ellos ya pertenecían a un grupo, ya que eran escoltas de Oziel Cárdenas Guillén, yo me desaparecí como un año porque me fui a Texas del 2000 al 2001, sin embargo; me fue mal allá, y al verme desempleado y no tener dinero acepté el trabajo que me estaba ofreciendo el señor Mateo”.
“Primero mi trabajo consistió en andar cuidando la ciudad en las corporaciones policiacas, andar afuera, escuchando, porque en ese entonces había como cuatro grupos en Nuevo Laredo, entre los que se encontraban Los González Chapa, los Beltrán, los del Chapo Guzmán y los Texas; quienes manejaban el ala oriente de la ciudad, porque del otro lado operaban los Talibanes, Miguel y Omar Treviño”.
“Después de eso me llevaron a una junta a la ciudad de Matamoros, nos fuimos en grupo, los de Treviño, la junta fue en una plaza pública, y ahí se encontraba el Z-1, Decena, Lazcano y todos los integrantes de los Zetas”.
En esa junta contó Alfonso Zamudio a las autoridades, que les dijeron que se iba a poner bueno, que iba a haber mucho trabajo y muy buenas bonificaciones, y que ya no se volvieron a ver hasta la muerte del Z-1, en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, después de la captura de Oziel Cárdenas, precisamente atrás del penal de Nuevo Laredo, a donde llegó Lazcano con todos los integrantes de los Zetas y con “El Roky” que lo había mandado el hermano de Oziel Cárdenas, que les dijo que el Lazcano era el jefe máximo.
EL ORIGEN Y PODERÍO DE LOS ZETAS
“La formación de los Zetas se debe por el nombre de todas las personas que lo conforman, que van según el abecedario de la “A” a la “Z”, así es como se forma el grupo, donde Lazcano nos daba las órdenes de Oziel Cárdenas, diciéndonos que nos íbamos a meter a las plazas de Nuevo Laredo, Piedras Negras, Sabinas, Acuña y Monclova; y para lo cual primero se nos da un adiestramiento en la ciudad de Xalapa en Veracruz, en un cerro en las zonas montañosas”.
“Nos fuimos cien personas aproximadamente, y a quienes nos adiestraron no les vimos las caras, ya que siempre usaban pasamontañas, eran de cuerpo atlético y creo de origen guatemalteco, paramilitares que nos adiestraron en tácticas de guerra, ascenso y descenso de vehículo en marcha, de rapel, y cómo manejar un camión, un tráiler, motocicletas todo terreno, y a cómo sobrevivir a una emboscada y brindar primeros auxilios”.
De los que subieron a las serranías, declaró que sesenta de los adiestrados fueron considerados como calificados para las tareas que les encomendaron, desplazándolos por toda la república, a lugares como Nuevo Laredo, Anáhuac, Monterrey, Saltillo, San Luis Potosí, Zacatecas, Torreón, Veracruz, Xalapa, Orizaba, Coatzacoalcos, Cancún, y una parte de Tabasco.
Los otros cuarenta elementos pertenecientes a los Zetas, indicó; se fueron a Matamoros, Reynosa, Miguel Alemán, Piedras Negras, Acuña y Monclova, “porque que esos eran los más chingones” explicó; y los otros sesenta conformaron el grupo de los “L”, que eran los sicarios de los Zetas.
“Desde el año 2002 comenzamos a trabajar las plazas buscando información logística de los grupos antagónicos que estaban en esas ciudades, como en el Estado de Veracruz, donde trabajaba la familia Michoacana, en el Estado de Zacatecas, Fresnillo y parte de Torreón se encontraban los Apaches o Huaraches”.
“Entre el 2003 y el 2004 comenzó una lucha con Los Beltrán y los del Chapo, para eliminar a autoridades que estaban coludidas con ellos, de las que no hubo muertos ya que con una amenaza se hicieron de este lado, por el número de sicarios que se veían en las calles, y porque contaban con camionetas blindadas, chalecos, cascos, armas largas, bazucas y granadas, además de un escáner para el monitoreo del teléfono”.
Zamudio Quijada reveló que para controlar sus territorios instalaron videocámaras en las distintas ciudades, y comenzaron a trabajar en los penales, ya que es ahí de donde salía la información.
“En el 2005 fui a Nuevo Laredo, tuve una entrevista con Lazcano, en un puesto callejero de tacos de barbacoa en la Colón y Anáhuac, en esa reunión me dijo que iba a dejar de ser operativo y que me trasladara a la ciudad de Reynosa para entrevistarme con el “Manito”, que era el contador general de los Zetas, y él fue quien me enseño como manejar los billetes, es como si “El Manito” fuera el banco y yo la seguridad interna”.
En el 2008, declaró, que al encontrarse en una casa de seguridad de Lazcano, ubicada cerca de la carretera 57, atrás de una gasolinera denominada de Los Venados en Monclova, que quien era su jefe le preguntó si había sido empleado bancario, ya que quería saber qué tantos conocimientos tenía, y como él, le dijo que no podía llevar la contabilidad, le ordenó que se metiera a un curso de una escuela llamada Oxford durante tres meses.
Lazcano le explicó que necesitaba saber con cuántos elementos contaban, cuántos halcones, cuánto se pagaba a las autoridades, cuánto entraba de las tiendas, cuánto entraba de la marihuana, del cobro de piso, de los decomisos, y que en general quería un estado financiero de todas las ciudades.
Según recordaba “El Zamurái”, tenían en aquel entonces un aproximado de 2 mil 500 halcones, y contaban con 16 plazas, mil 700 operativos, 333 informantes, 210 de logística y cerca de 150 “panuchones” quienes les informaban qué era lo que estaba sucediendo en la ciudad; existiendo otros conocidos como los maleteros que empacaban la “mota”, y los “burreros”, que eran los que la pasaban al otro lado, y que en total por las 16 plazas eran cerca de 6 mil elementos.
LA GUERRA
Las ganancias de los Zetas, se reveló durante la audiencia, era algo que no se dejaba en la ciudad, sino que se concentraba en las orillas de Matamoros y Reynosa, juntándose entre 10 y 12 millones de dólares mensuales, que el dinero llegaba en pesos, pero lo cambiaban por dólares porque para comprar “el perico” se ocupaban dólares.
“Lo máximo que yo supe, de lo que manejaba el “Manito” quien era el contador general de los Zetas, fue arriba de los 125 millones de dólares, con lo que se compraba droga y armamento, y la última inversión más grande que tuvo el grupo, fue de once toneladas de cocaína que venía desde Colombia, la cual fue asegurada en Tamaulipas por los militares, ante lo cual se le empezó a echar la culpa al hermano de Oziel Cárdenas, a Ezequiel, Tony Tormenta y al Coss”.
“De ahí empezaron las disputas, ya que los del Golfo nos trataban mal, en cuestión de que nos detenían carros y al personal, esto más o menos por el 2009,
“Teníamos estacas, que es un grupo de seis personas que se desplazan en vehículos con un conductor, el “traca”, que es el de la comunicación, un elemento de primeros auxilios y tres elementos operativos”.
“La guerra con Los Golfos se empezó a dar porque estos eran muy pasados de… con todos, y no respetaban las divisiones que había dejado Oziel Cárdenas, que había indicado que su familia se iba a quedar con las ciudades de Reynosa, Tampico, Matamoros y Ciudad Valles, y de lo cual nosotros siempre respetamos las órdenes que había dejado Oziel Cárdenas y Los Golfos como no tenían un control militar como los Zetas, siempre andaban locos, mariguanos, a nosotros Lazcano siempre nos mantuvo en disciplina”.
Presuntamente fue un hombre conocido como “El Metro 3”, quien desató las hostilidades, tras asesinar a todos los estacas, y a quien era conocido como “El Concord”, una disputa que empezó por la esposa del “Metro 3”.
Lazcano, contó Zamudio; se enojó mucho y pidió el cuerpo del Concord, y el líder del grupo antagónico identificado como Costilla, nunca lo mandó… “primero mandó la cabeza, luego los brazos, luego los pies, y lo mandó todo destazado”.
“Posteriormente hubo una reunión a las afueras de Piedras Negras en un campo de Futbol abandonado, por la carretera que va a Acuña, esa reunión fue entre el 2009 y el 2010, ahí Lazcano le preguntó a Coss que qué era lo que estaba pasando, que si quería una guerra, y el Coss le contestó que le valía madre, y empieza una guerra por toda la zona rivereña, que es ciudad Guerrero, Camargo, Díaz Ordaz, Miguel Alemán, Matamoros, Reynosa, Ciudad Victoria, Tampico y Ciudad Valles, es ahí donde comenzamos la guerra contra ellos”.
“Costilla le habló a Lazcano y le dijo que ya le bajara que si quería le entregaban “Al Metro 3”, para que lo mataran, pero Lazcano le dijo que no, que lo mataran ellos y lo mandaran ya muerto”.
“Lazcano le dijo, ¡ahora vale madre, hasta donde tope, y iba por él, y como consecuencia de las constantes disputas, fue que empezó a entrar el gobierno federal contra nosotros, enterándonos en diciembre del 2011, a través de un informante que iba a venir un operativo de alto impacto contra los Zetas, y que ese operativo iba a durar arriba de 5 años, de ahí empezamos a tener pérdidas de dinero y de personal”.
EL INCIDENTE DEL LOTE DE AUTOS
Dentro del juicio que se llevó en contra de Alfonso Zamudio Quijada, fueron usadas en su contra las declaraciones de presuntos ex integrantes de los Zetas, quienes en algunos casos, aseguraron haber trabajado directamente para él, y los cuales eran identificados con nombres claves como Tauro o Venus.
Según el testigo clave Tauro, Nuevo León fue el estado que captaba más dinero y era el principal atractivo de Zamudio, y durante su estancia como contador en dicha entidad bajo las órdenes del “Zamurái”, éste llegó a tener tratos con diversos comerciantes y empresarios, entre ellos el dueño de un lote de autos que se encontraba en la avenida Gonzalitos esquina con Morones Prieto, y al cual le compraba camionetas blindadas.
“Eran derechas, pero las compraba a precios menores de lo que costaban, ya que amenazó y extorsionó al propietario de dicho lote, quitándole dos carros modelo, tres cuatrimotos y dos camionetas”.
Cada vez que compraba una camioneta blindada, Zamudio aseguró Tauro, se llevaba una ganancia aproximada de 50 mil dólares, los cuales no reportaba, ya que tenía “bien apalabrado” al dueño del lote de autos.
“En cierta ocasión llegue a escuchar que Zamudio hablaba con el dueño del lote de autos, pidiéndole de regalo una camioneta Cherokee SRT8, a lo cual el comerciante se negó, diciéndole que ya le estaba perdiendo mucho, y entonces lo amenazó de muerte, agregando que ya se había enterado que le estaba vendiendo camionetas blindadas a los empresarios y que si volvía a vender una camioneta más sin su consentimiento, aparte de matarlo le quitaría todo lo que tenía”.
Quince días después de esa llamada, indicó Tauro, se realizó un atentado contra el lote de autos, del que el dueño logro logró salir vivo gracias a que subió a una camioneta blindada para poder darse a la fuga; “esto lo supe porque el mismo dueño del lote me llamó para decirme que diera parte a Zamudio de que haría lo que él quisiera, pero que no lo matara”.
“Llame a Zamudio para confirmar si él había sido el que mandó matarlo, y al preguntarle solamente sonrío, me dijo que no le hiciera caso al dueño del lote y me colgó; y una semana después, aproximadamente, el dueño del lote me dijo que si podía mandar a alguien a un punto que el definió, por dos camionetas blindadas que iban de regalo para el “Zamurái”, y por eso me di cuenta que él había mandado matarlo”.
CONTADOR Y SICARIO
Según lo declarado por el testigo protegido con nombre clave “Tauro”, cuando los Zetas empezaron a abrir plaza en el estado de Nuevo León, Zamudio ya trabajaba directamente para Omar Treviño Morales, alias “Z-42”, como sicario, siendo uno de los principales operadores en esa plaza, y realizando aproximadamente unas veinte ejecuciones principalmente de “tenderos”, vendedores de droga de grupos contrarios.
“Era quien manejaba la venta de cocaína a diferentes estados, bajo las órdenes del comandante “42”, y proporcionaba gente de su confianza para trabajar en la maquila, principalmente como encargados, quienes mandaban un informe diario al “Zamurái”de cómo se encontraba la plaza,
“Por órdenes de Zamudio salí hacia el estado de San Luis Potosí a realizar una auditoría al entonces contador de nombre Iván, diciéndome que solo lo checara brevemente, ya que tenía una pérdida de 10 millones de pesos y ya había hablado con el comandante “42” y le había autorizado su ejecución, después de 15 días que me llevo la auditoria en ese estado le pase un informe final, en el cual le decía que todo había sido un error de dedo y falta de capacitación, ante los cual me dijo que de cualquier manera lo mataría por “pendejo”, Iván era mi amigo y lo defendí diciéndole que yo quería hablar con el comandante 42 para hacerle ver las cosas tal y como eran, a lo cual me respondió que por esa vez le perdonaría la vida”.
“Llegue al municipio de Monclova en donde vi a Zamudio y pasé un reporte de las auditorias que se habían realizado, y entonces me refirió que debía encontrar a alguien en malos pasos o poder achacarle algo para matarlo, ya que desde hacía mucho tiempo atrás no corría sangre por sus manos, tiempo después me entere que él fue quien ordenó la ejecución del entonces contador del estado de Veracruz conocido como “Chayane”, con quien había tenido una discusión y apareció muerto en una brecha”.
“En el mes de agosto del año 2010, aun siendo contador del estado de Nuevo León, recibí la orden de Zamudio de irme a vivir a Saltillo, porque él se dirigiría a Monterrey a matar a varios policías ministeriales y se calentaría la plaza, ya que les habían dado una orden y no la habían cumplido, y tiempo después me entere que habían sido levantados dos policías a los cuales él había hecho referencia”.
Tras los señalamientos hechos en contra del “Zamurái” por parte del testigo protegido de nombre clave Tauro, en relación a muertes que presuntamente fueron ordenadas por el acusado, las autoridades federales no señalaron sin en base a ello se abrirían otras investigaciones y sí se celebraría otro procedimiento en su contra.