Las fuerzas de seguridad de Brasil están arrestando a los partidarios del expresidente Jair Bolsonaro, quienes irrumpieron en la capital de la nación a medida que el presidente Lula actúa para reafirmar su autoridad sobre los manifestantes que intentaron derrocarlo.
Más de mil 500 personas que acampaban frente a las oficinas de Gobierno en Brasilia y exigían un golpe de Estado fueron detenidas este lunes después de que el juez del tribunal superior de Justicia Alexandre de Moraes dio a la policía 24 horas para dispersar esos grupos por todo el país.
Las imágenes aéreas de televisión mostraron docenas de autobuses que se habían utilizado para llevar a los manifestantes a Brasilia y ahora los llevaban a las estaciones de policía para ficharlos.
Mientras tanto, Lula sostuvo una reunión con los jefes de la Corte Suprema, el Congreso y varios miembros de su gabinete en un palacio presidencial que quedó en ruinas.
“Estamos unidos para garantizar que las medidas institucionales se tomen de acuerdo con la ley”, escribieron en un comunicado conjunto después de la reunión. “Hacemos un llamado a la sociedad a mantener la calma, defendiendo la paz y la democracia en nuestro país”.
En una demostración adicional de fuerza, Lula se reunirá con el alto mando de las Fuerzas Armadas y tiene previsto recibir a los gobernadores estatales, quienes se espera que vuelen a la capital durante todo el día.