RAMOS ARIZPE, COAHUILA. – Desde hace 25 años que llegó a su fin la actividad que terminó en la estación de tren en el ejido Hipólito, y la comunidad quedó atrapada en el tiempo.
Desde entonces las casas que funcionaban como hostales y otras como restaurantes y como casas de asistencia, para pasajeros que iban de paso y buscaban descansar un poco, quedaron abandonadas.
Las construcciones ahora están empezando a derrumbarse y solo queda como un recuerdo de los tiempos de bonanza.
“Los pobladores vendían gorditas de maíz, taquitos, atole, café, granos de maíz y trigo a los pasajeros. Y que era común que les ofrecieran los sanitarios de las casas o las fosas sépticas a quienes en la estación trasbordaban otros trenes. Los hostales eran muy comunes”, comentó la señora Rosa María Cepeda quien tiene familiares en el ejido.
“Cuando hacía parada el tren, los pasajeros salían a descansar, comer algo en los restaurantes que improvisaban los pobladores, pero ahora todo es historia”, agregó.
EN BUENAS CONDICIONES
Uno de los inmuebles que se encuentra en buenas condiciones es la iglesia a Nuestra Señora de Guadalupe, la fachada fue remodelada con otro estilo y conserva los muros de adobe y piedra caliche son originales. (Con información de EL DIARIO)